Es increíble e imperdonable que dos países de América sufran las peores calamidades y martirios por la insanía de dos personas que no tienen noción de lo que les confiaron para servir mediante el gobierno. Venezuela y Nicaragua sufren el despotismo de tiranías que jamás deberían tener vigencia en ninguna nación.
Venezuela sufre las consecuencias de lo que en su momento sembró Hugo Chávez Frías con el pretexto de “servir a su país bolivariano para que alcance altos sitiales de progreso y desarrollo” y con ese “slogan” implantó la dictadura para sojuzgar al pueblo y destruir la economía nacional. Nicaragua, con cerca de 300 muertos por medio de las balas de fuerzas armadas adictas al régimen, soporta la peor tiranía de su historia, que ha destruido totalmente su economía y ha sumido al país en sufrimientos de toda especie.
En Venezuela impera la tiranía de Nicolás Maduro, quien, fiel a las lecciones de Chávez Frías, cree que “su país es digno de soportar cualquier sufrimiento en aras de su progreso y liberación del ‘imperio’ estadounidense”. El pretexto, infantil y absurdo, ha sido esgrimido por quienes abrazaron las ideologías de las llamadas “democracias del Siglo XXI, pregonadas por el castrismo-chavismo y que buscan la imposición del socialismo comunista-castrista”.
Hoy, la patria de Bolívar y Sucre sufre las consecuencias, después de haber sido un país libre para seguir los caminos del desarrollo, y que ha sido frustrado por quien hoy cree ser “salvación y medio de progreso”, cuando en realidad es promotor y autor de las peores condiciones de sufrimiento para una nación que ve disminuida su población, por el éxodo que se produce, debido a que muchos huyen por las condiciones de vida actual, cuando no hay ni alimentos ni medicamentos ni medios de vivir, siendo afectados niños, mujeres, ancianos y otros habitantes del país, al margen de sufrir muertes, apresamientos y dolor.
La humanidad, confiada en las organizaciones internacionales (Naciones Unidas, OEA, Banco Mundial, FMI, BID, Derechos Humanos y muchas otras) conjuntamente los países ricos y desarrollados ansían que vuelva el respeto a los derechos humanos y la reposición de las libertades en ambos países. Ven azorados cómo sufren dos pueblos que han tenido la desgracia de caer en manos de dos tiranos que, atenidos a la fuerza de las armas, han sembrado padecimientos con luto, dolor, lágrimas, hambre y enfermedades en sus países.
Entretanto, mientras solo hay protestas en “aras de la Democracia”, la humanidad se pregunta: ¿Es que en nombre de las libertades, la democracia y la justicia se puede aceptar y hasta sostener la existencia de tiranías que causan tanto dolor, muerte, destrucción, hambre y persecución? Nadie, que se sepa, nadie con poder, piensa que los malos ejemplos podrían ser imitados hasta llegar a los peores extremos a que llegaron las tiranías en la historia de la humanidad.
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