El consumo de drogas es tan antiguo como la humanidad y en su presentación natural fueron utilizadas con distintos fines, tanto curativos como religiosos. Pero las grandes potencias no se preocuparon por controlar su producción sino desde que se vieron inundadas por ellas. De hecho, el tráfico internacional de drogas es un fenómeno que se ve desde el colonialismo europeo y que se desarrolló bajo la protección inglesa, holandesa y portuguesa.
Según la historia universal, desde la “Compañía de la Indias Orientales”, creada en 1599, se fomentó sin escrúpulo la producción y el comercio de opio en la India, droga sobre la cual se arrogó el monopolio mundial y de la cual se extrajo enormes ganancias. Inicialmente esta droga estaba destinada solo para el país productor, pero llegó un momento en que la producción sobrepasó al consumo interno e incitó a los traficantes a buscar nuevos mercados.
China fue la siguiente víctima de la expansión del narco-colonialismo. Sin embargo la inundación corruptora del mercado chino terminó provocando una legítima reacción de defensa: las dos “Guerras del Opio” (1839 y 1857) contra los ocupantes ingleses. Si bien en la primera guerra hubo un triunfo de la dignidad nacional china, en la segunda ésta sucumbió debido a una serie de claudicaciones y con funestas consecuencias; en 1870, por ejemplo. los victoriosos intereses mercantiles ingleses, franceses y norteamericanos envenenaban a la población china a razón de 7.000 Tm anuales de opio.
Pero los intereses creados por el tráfico de esta hierba ya no podían ser frenados. El afán de lucro los llevó a buscar nuevos mercados. Así se fue extendiendo el hábito de la drogadicción por Asia, el mundo árabe, hasta llegar a Europa. Y fueron aumentando los volúmenes de producción y distribución de la droga, paralelamente se fueron tecnificando los procedimientos de transformación de la materia prima original. Surgieron derivados del opio como la morfina y la heroína (que es éter diacetico de morfina) o la codeína, la tabaina y la papaverina; o nuevas drogas como la marihuana, el hachís y las grifas extraídas de la planta denominada “Cannabis sativa”, la mesalina de la planta de mescal, el LSD o ácido lisérgico y la cocaína.
Cuando la marea de las drogas ya no se podía parar, los gobiernos de las potencias coloniales se preocuparon por controlar el fenómeno y en 1909 crearon una comisión del Opio en Shangai, hasta llegar a 1931 con la suscripción de la Primera Convención de Limitación en la Fabricación y Distribución de Estupefacientes.
Desde la creación de la ONU se adoptó acuerdos mediante una alianza de los estados, a fin de eliminar esta amenaza mediante resoluciones y otros acuerdos, entre los cuales están:
- La Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961.
- Convención de las Naciones Unidas sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971,
- Convención de las Naciones Unidas Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas de 1988.
- La aprobación de la Declaración Política sobre “Los principios rectores de la reducción de la demanda de drogas y medidas de fomento a la cooperación internacional de la lucha contra el problema mundial de las drogas” de 1998, entre los más importantes.
Hoy el problema del tráfico y consumo de drogas es enfrentado por la comunidad de naciones y sus instituciones responsables. En Bolivia, organismos como la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico y el Ministerio Publico asumen los retos, combatiendo este flagelo que acecha a la población más sensible: nuestros niños y adolescentes.
Fuente: Narcotráfico y Política, iepala.
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