La Balanza comercial de Bolivia registró notables alzas y bajas durante los doce últimos años, demostrando que la economía del país no realizó progresos internos de consideración y sigue dependiendo de factores externos. Entre los años 2008 y 2014 tuvo tendencia positiva, pero desde entonces registró tendencia negativa y solo presenta alguna recuperación en el último año con dudosa posibilidad de que sea prolongada.
Una observación general permite concluir que el ritmo de la Balanza comercial boliviana está en directa relación con los precios internacionales, de los cuales depende con mayor incidencia. Efectivamente, cuando las cotizaciones de las principales materias primas de exportación (hidrocarburos, minerales) fueron elevadas, la balanza comercial mostró superávit, pero en cuanto esas cotizaciones entraron en baja, dicha balanza empezó a derrumbarse y se hizo negativa.
Esa realidad numérica confirma un hecho general, es decir que la Balanza comercial depende esencialmente de las características económicas internacionales o sea, en nuestro caso, de los precios de venta de gas, zinc, estaño.
Entre los años 2008 y 2014, cuando se produjo la subida extraordinaria de los precios internacionales, la Balanza comercial boliviana registró superávit creciente desde 1.957.841 millones de dólares el año 2008, hasta 3.401.047 millones de dólares en el 2012. Pero, desde entonces, la balanza comercial empezó a presentar déficit hasta hace un año como directa consecuencia de la baja de los precios internacionales, en particular de gas y estaño.
Nuestro superávit comercial positivo fue disminuyendo desde los años 2013 y 2014, pero desde el 2015, paralelamente a la caída más fuerte de los precios, la Balanza comercial boliviana entró en déficit hasta el 2017. Sin embargo, finalmente, siempre en relación con los precios internacionales, después de tres años, la Balanza comercial nacional se recupera. Aunque es negativa en 62.3 millones de dólares a mayo de 2018, en relación directa con el alza de los precios internacionales.
En efecto, las ventas al exterior a mayo de 2018 llegaron a 847.6 millones de dólares, frente a los 670.2 millones de dólares que se obtuvo en la gestión anterior, vale decir del 26,5 por ciento más. Entre tanto, en el mismo período el valor de las compras pasó de 560.6 millones a 800.9 millones, o sea el 9,6 por ciento.
En todo caso salta a la vista que mientras los precios de venta de las materias primas subieron, los volúmenes de producción no mejoraron o bien descendieron, lo cual demuestra, como en el caso de Comibol, nuestra dependencia comercial con el exterior, al extremo que a menor volumen de producción ganamos más, todo debido a factores económicos externos, dependencia tal vez más determinante que hace un decenio.
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