Según científicos
• Un estudio difundido por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostiene que el cambio climático podrá disminuir la productividad en la pesca hasta 12% para 2050
Los nuevos análisis y modelos publicados por la FAO –con la colaboración de más de un centenar de científicos– proyectan que para el año 2050 el cambio climático habrá alterado la productividad de muchas de las pesquerías marinas y de agua dulce del planeta, afectando los medios de subsistencia de millones de las personas más pobres del mundo.
Si bien el potencial productivo de la pesca en las zonas económicas marinas exclusivas (ZEE) –zonas de 200 millas náuticas adyacente a los Estados costeros sobre los que éstos tienen derechos especiales de explotación– podría disminuir menos de un 12 por ciento de media, este dato oculta las variaciones más importantes del potencial productivo a nivel regional, según sugieren los modelos.
El informe advierte que también se verán afectados los sistemas de aguas continentales del planeta –de enorme importancia, pero a menudo pasados por alto– que incluyen cinco de los países menos desarrollados del mundo entre los diez que más pescado producen, y proporcionan 11,6 millones de toneladas de alimentos para consumo humano cada año.
Las consecuencias están relacionadas con cambios en la temperatura del agua, los niveles de pH y los patrones de circulación oceánica, con el aumento del nivel del mar y pautas de lluvias y tormentas alteradas que harán que las especies cambien su distribución y productividad, los corales se decoloren y haya mayor frecuencia de enfermedades acuáticas.
Las proyecciones aparecen en un informe de 654 páginas de análisis e información a nivel mundial, regional y nacional presentado por la FAO, que supone la publicación más completa elaborada hasta la fecha sobre el cambio climático y la pesca.
Impactos del cambio climático en la pesca y la acuicultura: Síntesis de los conocimientos y las opciones de adaptación y mitigación actuales incluye tanto nuevas investigaciones como un resumen genuino de la información científica más reciente sobre cómo un clima cambiante está alterando los océanos, lagos y ríos del mundo y transformando las vidas de las comunidades que dependen de ellos.
Una serie de estudios de caso se centran en los desafíos –así como en las soluciones de adaptación que ya se están explorando– en 13 grandes áreas marinas, que van desde el Ártico hasta el Mediterráneo.
El capítulo central ofrece herramientas y opciones para ayudar a los países a hacer frente a esta situación, de una manera que también les permita cumplir con sus compromisos de adaptación en base al Acuerdo de París.
Si se implementan estas medidas de forma adecuada, los impactos del cambio climático pueden minimizarse, según los expertos.
“La inclusión de medidas de adaptación en la pesca y la acuicultura se ve obstaculizada actualmente por la falta de análisis específicos sobre la vulnerabilidad del sector al cambio climático, así como de las oportunidades y respuestas disponibles”, aseguró el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
“Este estudio –añadió– ayudará a los países a fortalecer la resiliencia de las comunidades dependientes de la pesca y la acuicultura ante el cambio climático y los eventos extremos, que es un elemento fundamental para lograr el desarrollo sostenible sin dejar a nadie atrás”.
En la presentación del informe, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, instó a la comunidad internacional a proporcionar apoyo adecuado para ayudar a los países a adaptarse.
En particular, urgió a los gobiernos que forman parte del consejo del Fondo Verde del Clima de la ONU a resolver sus diferencias sobre la financiación.
El fracaso del consejo durante su reunión de la semana pasada para acordar decisiones importantes, y en particular la reposición del fondo, significa que podría agotarse el próximo año, afirmó el Director General de la FAO.
“Nos enfrentamos a agotar completamente el elemento más importante del Acuerdo del Clima de París”, advirtió.
“Cuando firmamos el Acuerdo de París, la ayuda a los países más pobres a adaptarse era una condición sine qua non para no fracasar en su implementación”, añadió Graziano da Silva.
ESCENARIOS DE CAMBIO OCEÁNICO
En un ejercicio de modelización incluido en el informe de la FAO, basado en el escenario de “mitigación firme” RCP2.6 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio ClimaÌtico (IPCC), la producción pesquera en las ZEE marinas se reduciría entre un 2,8 y 5,3 por ciento para 2050. Según otro escenario, el RCP8.5 “actuar como de costumbre”, la disminución podría oscilar entre el 7 por ciento y el 12,1 por ciento para 2050.
Los mayores descensos se esperan en las ZEE de los países tropicales –principalmente en el Pacífico Sur– mientras que en las regiones de mayor latitud el potencial de capturas probablemente aumente.
El informe señala que incluso en áreas donde la productividad se verá afectada negativamente, las capturas de pescado podrían seguir creciendo si los países implementan medidas de adaptación adecuadas y regímenes eficaces de gestión pesquera.
Los cambios en los niveles de capturas ocurrirán en parte como resultado de que las especies de peces modifiquen su distribución geográfica en respuesta al cambio climático. Esto ya ha sido bien documentado en el Atlántico nororiental y noroccidental, y también para el atún de elevado valor.
Los cambios en la distribución y los patrones de migración de este amplio espectro de peces podrían tener un impacto notable en los ingresos nacionales de los países que dependen del atún, en particular en los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) del Pacífico.
A medida que se produzcan los cambios en la distribución, se necesitarán nuevos acuerdos entre los pescadores dentro de las flotas pesqueras nacionales, y también entre los países para permitir respuestas coordinadas, subraya el informe.
AGUAS CONTINENTALES Y ACUICULTURA EN PELIGRO
Los impactos productivos en los sistemas de aguas continentales variarán de un lugar a otro, pero ninguna región del mundo quedará inmune. El informe aporta estimaciones sobre cómo cambiará el clima, el uso del agua y la presión demográfica en 149 países, y explora la evolución futura de los ríos Yangtzé, Ganges y Mekong en Asia; la cuenca del río Congo y el sistema de los Grandes Lagos en África; los lagos interiores de Finlandia en Europa; y las cuencas del río de La Plata y del Amazonas en América del Sur.
En el caso de la acuicultura de agua dulce, se estima que Viet Nam, Bangladesh, Laos y China son los países más vulnerables, y en el de la acuicultura marina serían Noruega y Chile, debido al tamaño de sus sistemas piscícolas y su dependencia de unas pocas especies.
OPCIONES DE ADAPTACIÓN
Ya existe una gama de herramientas de gestión pesquera que pueden usarse para responder al cambio climático, señala el informe, pero muchas necesitarán ser reestructuradas para responder a las necesidades específicas en contextos específicos.
Para garantizar que las adaptaciones sean sinérgicas y no lleven a una adaptación deficiente, la FAO las agrupa en tres categorías: respuestas institucionales y de gestión; fortalecer y diversificar los medios de vida de la población; y mitigar los riesgos y apoyar la resiliencia.
El desafío del cambio climático puede superarse, según la FAO, y este nuevo estudio indica cómo hacerlo de manera eficaz, al tiempo que se minimizan sus impactos y se maximizan las oportunidades.
PROPONEN USAR INGENIERÍA GENÉTICA EN ESPECIES
Usar ingeniería genética para modificar organismos y ayudar con ello a contrarrestar el impacto del cambio climático es la propuesta de investigadores de centros españoles, publicada en la revista Royal Society Open Science.
El trabajo ha sido liderado por el investigador Ricard Solé, que propone utilizar la ingeniería genética y la biología sintética en especies como posible actuación futura para modificar los ecosistemas en peligro por el cambio climático.
Según Solé, “los organismos sintéticos tienen un gran potencial, podrían detener cambios catastróficos o restablecer condiciones adecuadas para mantener ecosistemas diversos”.
“Un primer paso en esta dirección es el desarrollo de modelos matemáticos que nos permitan decidir las mejores estrategias de bioingeniería de la biosfera”, señaló el responsable de un estudio realizado por el Laboratorio de Sistemas Complejos del Instituto de Biología Evolutiva y el Centro de Investigación Matemática (CRM).
Los investigadores plantean modificar genéticamente una especie de microorganismo determinada, que ya se encuentra presente en el contexto ecológico y, como habría riesgo de que se expandiera y se convirtiera en invasora, proponen hacerla dependiente de la interacción con otros seres vivos.
Los autores han estudiado la situación de los ecosistemas semidesérticos, donde el aumento de temperatura provocará una transición brusca hacia el estado desértico y han visto que un componente clave de este ecosistema es la capa llamada corteza del suelo, donde viven varios organismos, entre los que se encuentran las cianobacterias.
SUPERFICIE DE HIELO DE LA ANTÁRTIDA SE DERRITE
El derretimiento de la Antártida se acelera a un paso no sólo alarmante, sino mucho más veloz que hace pocos años. Según un nuevo estudio publicado en Nature, el casquete glacial (la masa helada que cubre la superficie continental) ha perdido 3 billones de toneladas desde 1992. Cada año se derriten millones de toneladas de hielo —que se incorporan a los océanos, ahora 7,6 milímetros más altos— con el agravante de que la tasa de derretimiento se ha triplicado en los últimos cinco años.
Desde 1992 a 2011, la Antártida perdió casi 84.000 millones de toneladas de hielo por año; pero desde 2012 a 2017, la cifra trepó a 241.000 millones de toneladas por año. “Podemos observar el derretimiento, que se está dando en la Antártida Occidental”, dijo Andrew Shepherd, profesor de la Universidad de Leeds y director del trabajo, a Wired. Esa ubicación, agregó, revela el motivo del fenómeno: “Sabemos que el océano en la Antártida Occidental está demasiado cálido”.
Agregó: “Es demasiado para que lo resista el hielo, y así es que se derrite y causa el aumento del nivel de los mares. Nos revela que el casquete glacial no es impermeable a los efectos del cambio climático como alguna vez pensamos que sería. Y eso es un llamado de alerta”.
Según este trabajo, en caso de que el derretimiento siga a este paso habría que agregar unos 15 centímetros más a la altura estimada del aumento del nivel de los mares. Por ejemplo, eso hablaría de unos 25 centímetros hacia 2070, con un impacto desastroso en las ciudades costeras y en el desplazamiento y la alimentación de las personas.
(elmundo.cr)
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