En Japón tratan de contener los devastadores efectos de la lluvia torrencial registrada desde el pasado jueves, que ha dejado al menos 179 muertos, mientras que el primer ministro nipón, Shinzo Abe, ha visitado las zonas afectadas.
El desastre natural es ya el más mortífero causado por un fenómeno meteorológico en el país asiático en 36 años, y su balance de fallecidos aumenta por horas, conforme avanzan las tareas de búsqueda y rescate de las decenas de personas que continúan desaparecidas.
Estos trabajos se ven dificultados por la amplitud de las inundaciones provocadas por las lluvias y por los daños en infraestructuras como puentes y carreteras, así como por el riesgo persistente de que se produzcan nuevos aludes de fango y rocas o derrumbamientos de tierra, y de que se registren más tormentas.