A horas de la final del Mundial de Rusia, las dos selecciones finalistas identifican otros contendores, como el temor a un nuevo fracaso por parte de los galos o el cansancio por el lado de los croatas.
En las horas previas a la final del Mundial de Rusia, las selecciones de Francia y Croacia identifican a otros contendientes: el temor a un nuevo fracaso y el cansancio. Ambos sobrevuelan la actualidad de los equipos ‘bleu’ y ajedrezado antes del definitivo partido de mañana en el estadio moscovita de Luzhniki.
La selección francesa no olvida la derrota en la última ronda de la Eurocopa de 2016. La escuadra croata, en cambio, tiene presente el esfuerzo derrochado desde su puesta en escena en Rusia, el pasado 16 de junio con su duelo ante Nigeria.
En el último mes los Vatreni han disputado seis partidos, prórroga incluida en los tres últimos.
Ivan Rakitic desveló en rueda de prensa que les queda “energía extra”, pero la realidad es que el técnico Zlakto Dalic está alarmado por la posible pérdida de efectivos.
Ayer se ausentaron del entrenamiento cinco jugadores casi imprescindibles en el esquema del preparador bosnio. El portero Danijel Subasic, los defensas Dejan Lovren, Ivan Strinic y Sime Vrsaljko y el atacante Ivan Perisic no pisaron el césped.
Héroe en el duelo de semifinales, el extremo del Inter de Milán es el que más ve comprometida su presencia en la final por una lesión muscular. Los demás arrastran pequeñas dolencias físicas.
TEMOR GALO
El temor en el bando galo es otro. En las horas previas a la final, Didier Deschamps trata de convencer a sus jugadores de que las expectativas no deben pesarles ni condicionarles.
Hace dos años, en la final de ‘su’ Eurocopa, se vieron sorprendidos por un gol de Éder en el minuto 109 de la prórroga.
“Hemos aprendido la lección de aquel partido”, sostuvo en rueda de prensa Blaise Matuidi. El jugador de la Juventus reconoció que “la presión existe” antes de un encuentro de esta importancia, aunque remarcó que “debe ser positiva”. “No debe inhibirnos”, apostilló.
Paul Pogba confesó que todavía tiene presentes las emociones que siguieron a ese tropiezo. “Sé el sabor de la derrota y es realmente malo, por eso queremos terminar este campeonato bien”, manifestó.
Samuel Umtiti rescató asimismo los recuerdos de aquellos días. “Sabemos qué hicimos mal en esa final y también sabemos qué debemos hacer para que eso no se reproduzca”, afirmó.
Ese aprendizaje, según explicó Deschamps, puede resultar decisivo en la final ante los Vatreni. Para ellos la única exigencia del técnico Zlatko Dalic es “disfrutar”.
“Somos el único equipo que va a jugar ocho partidos (por minutos acumulados). Además, Francia estará más descansada, porque ha tenido un día más para recuperar, pero no tenemos excusas. Aunque sea una dificultad añadida, tenemos la energía y la suficiente motivación para superarla”, dijo el preparador bosnio.
Las horas previas a la final son determinantes para ahuyentar a estos enemigos. Los dos aspirantes quieren derribar el temor al fracaso y el cansancio antes del último asalto en Luzhniki.
EFE
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