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[Clovis Díaz de Oropeza F.]

Tiwanaku

Regazo descomunal de arcilla ampara gran estructura

• En un largo y agotador proceso de traslado desde distancias aún desconocidas, la arcilla fue depositada kilo tras kilo, en esta especie de plataforma que, a modo de regazo, protege las principales construcciones líticas


JOYA ARQUEOLÓGICA DE TIWANAKU.

Parte de una plataforma artificial de arcilla apisonada –por ahora de 9 kilómetros y medio– descubierta por drones y tecnología satelital, protege el complejo Tiwanaku afirmó el arqueólogo madrileño José Ignacio Gallego Revilla, contratado junto a un equipo de especialistas por Unesco los años 2015-2018.

Para la construcción de la descomunal obra, que rodea casi el perímetro del complejo arquitectónico precolombino, según calculó Gallego Revilla, se habría depositado 345 millones de kilos de arcilla.

En un largo y agotador proceso de traslado desde distancias aún desconocidas, la arcilla fue depositada kilo tras kilo, en esta especie de plataforma que, a modo de regazo, protege las principales construcciones líticas de Tiwanaku.

Posiblemente, la arcilla fue cargada en la espalda de súbditos tiwanakenses y luego de ser depositada en lo que sería el colosal terraplén, grupos de trabajadores la apisonaban, compactándola de manera tan esmerada, que en pleno Siglo XXI, continúa visible desde los modernos drones, tal como lo testimonia la cartografía tridimensional.

El gigantesco terraplén artificial, parece rodear las 758 hectáreas fotografiadas desde el aire. Tendría una altura de 4 metros. Un ancho de 10 metros que, a la vez de servir de altísima vía de comunicación, mantiene las fabulosas obras de piedra, los silos destinados a guardar alimentos y tal vez en ocasiones, serviría como defensivo estratégico.

¿PUMAPUNKU O UMAPUNKU?

En las 758 hectáreas peinadas y gracias al modelo digital del terreno, el grupo internacional de científicos de la Unesco, descubrió en las fotos de altísimo detalle, huellas de un embarcadero pegado a Pumapunku, lugar al que habrían llegado las aguas crecidas del Lago Menor del Titicaca en tiempos inmemoriales.

El arqueólogo José Ignacio Gallego Revilla, expresa al respecto: ”Se observan dos restos de construcciones paralelas y equidistantes(…) lo que nos permite pensar que las tres estructuras (incluyendo la principal y más conocida), estén asociadas. Su presencia ofrece un significante respecto a las llanuras de inundación hacia las que se orienta”.

El conjunto supera las 16 y media hectáreas, en evidente relación con los espacios inundados, es decir, el agua.

Es también sorprendente, el descubrimiento de canales y grandes sistemas de drenaje. Asimismo, a la llanura de inundación situada frente a Pumapunku parecen llegar numerosos canales, incluso en la actualidad es un bofedal durante varios meses al año.

En base a estas características, frente al tradicional nombre de Pumapunku “y dada la conformación tanto del complejo como del entorno y su vinculación física con los muelles occidentales de Tiwanaku, los científicos que trabajamos en el ‘Proyecto para la preservación y conservación de Tiwanaku’, proponemos la denominación alternativa de Uma Punku que significa la Puerta del Agua. La opción es harto sugerente desde el punto de vista arqueológico” dijo nuestro entrevistado.

PUMAPUNKU GEMELO

Agregó el especialista, “el modelo digital del terreno muestra un gran edificio soterrado, justo al sur del edificio principal del complejo. Sus dimensiones son iguales en cuanto a su perfil longitudinal en torno a los 130 metros”.

Podríamos añadir que el complejo soterrado, sería un Pumapunku gemelo, cuyo entorno habría albergado grupos humanos provenientes del Incario.

CAMBIOS EN RÍO TIWANAKU

Las estructuras hídricas condicionaron la vida de la población tiwanakota. Cito, dijo el arqueólogo español, “uno de los elementos más interesantes observados en nuestro proyecto, mediante los mecanismos de Teledetección: las alteraciones y cambios de naturaleza antrópica en el curso menor del Río Tiwanaku y de alguno de sus tributarios, que cambian sustancialmente de forma hacia recorridos poco naturales, lo que nos hace pensar en alguna intervención del ser humano”.

INMENSO GEOGLIFO

En la cosmogonía kolla, la víbora –katari en aymara– es una de las deidades del inframundo, causante de los temblores y terremotos pero también, según la literatura costumbrista, trae suerte y longevidad a quienes la respetan.

El experto internacional y arqueólogo José Ignacio Gallego Revilla explica que los primeros ilustres visitantes a Tiwanaku, entre ellos Bartolomé Mitre, quedaron extrañados por la supuesta ausencia de la víbora en los relieves pétreos.

Gracias a los drones y a la investigación de los científicos de Unesco, se sabe ahora que después de “un estudio realizado sobre cerámica de la cultura Tiwanaku, con representaciones animalísticas, la serpiente es el cuarto animal en porcentaje de representación”.

Imágenes captadas por los drones revelaron la existencia de un gigantesco reptil pues, en el caso de los petroglifos, los talladores solían aprovechar grandes lozas de piedras horizontales o algunos bloques monolíticos. Son elementos de naturaleza estilizada, que representan al serpentiforme, bien enroscado en forma de espiral.

“El primer elemento que hemos localizado, añadió José Ignacio, es el serpentiforme que se dibuja con una longitud lineal estirada de 425 metros. En forma extendida, la longitud real del serpentiforme es de 578 metros. La forma oblonga que conforma la cabeza, ocupa una superficie que supera los mil metros cuadrados”.

NUEVO ENFOQUE HISTÓRICO

El trabajo realizado por los especialistas y los sorprendentes descubrimientos reflejados en fotografías e imágenes tomadas por los drones, es decir, el gigantesco terraplén de arcilla, restos soterrados de grandes edificios, huellas de viviendas y de barrios poblados, puertos al borde de Pumapunku, canales de acumulación y desvío de aguas, manejo racional de las aguas del río Tiwanaku para proveer diariamente a una población de 40 mil personas y por supuesto, para el riego de la producción alimentaria,silos para almacenar alimentos entre otros hallazgos, con toda seguridad cambiarán la óptica tradicional sobre la cultura Tiwanaku.

Son nuevos elementos, que plantean y comprometen a historiadores, especialistas dedicados a la investigación de los monumentales restos precolombinos y a quienes nos interesamos por Tiwanaku como símbolo precolombino, nacional y mundial, a tomar en cuenta no sólo para revisar los temas históricos, sino para continuar proyectando, en base a estos recientes conocimientos, una nueva etapa sobre el complejo de referencia.

Es justo, por lo tanto, el reconocimiento boliviano, expresado hoy en las páginas de EL DIARIO, a los científicos e investigadores que, gracias a la Unesco, a través de su oficina en-Quito, el “Proyecto para la Preservación y Conservación de Tiwanaku y la Pirámide Akapana” financiado por los aportes de Fondos Fiduciarios japoneses para la Preservación del Patrimonio Mundial Cultural.

La Directora de la Oficina de Unesco en Quito y representante para Bolivia y otros países sudamericanos, Saadia Sánchez Vega, afirmó: “Esta investigación, que siguió rigurosos estándares de calidad, proporciona herramientas que garantizan el futuro de la investigación científica en el sitio y por extensión en Bolivia; y lo hace también con aquellas investigaciones necesarias para la elaboración de las fórmulas que favorezcan su adecuada conservación”.

Nuestro entrevistado, José Ignacio Gallego Revilla, al referirse al éxito del proyecto, dijo: “En particular queremos agradecer y reconocer la labor del equipo del sector Cultura, encabezado por su especialista responsable (2011-2017), arquitecta Alcira Sandoval Ruiz, boliviana, sin cuyo empeño y para gestionar de forma inteligente las complejidades de un proyecto de estas características, este resultado jamás se hubiera conseguido”

El “Proyecto para la Preservación y Conservación de Tiwanaku y la Pirámide Akapana” fue entregado en acto especial en La Paz el pasado 6 de julio, a las autoridades del Ministerio de Culturas del Estado Plurinacional de Bolivia, al Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku, a la Unidad de Arqueología y Museos y autoridades municipales y 23 comunidades del área.

DRONES PRECOLOMBINOS

Al concluir es agradable traer al presente moderno, tiempo en que imperan los drones, la teledetección, las imágenes en tercera dimensión, la geografía física y en fin una tecnología nunca soñada hasta hace pocas décadas, una práctica antiquísima, vigente centurias atrás.

Se trata de los sacerdotes de Tiwanaku que, para comunicarse con la pléyade de dioses kollas, ponían una rodilla en tierra. Abrían su bolsa de cuero curtido, sacaban sus tabletas decoradas y colocaban en ellas una semilla milagrosa, conocida como Willka.

Molían ésta y luego, con un canuto de cabeza de vicuña. Inhalaban por las fosas nasales la semilla convertida en polvo, poderoso alucinógeno que transportaba al sacerdote, a las alturas infinitas del altiplano donde moraban los dioses kollas.

Así podemos apreciarlos ahora, en una de las ruinas de Tiwanaku, friso de piedra conocido como Kantatayita, en el cual, los hombres alados de la Puerta del Sol, parecen nadar entre la tierra y el cielo.

 
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