Los políticos, como todo ser humano, tienen falencias. Tienen el lado flaco y vulnerable. Es decir, el talón de Aquiles. Ahí es donde se origina la tendencia a fallar.
Pero no faltan quienes se creen los predestinados, los iluminados e insustituibles, en este quehacer. Viven endiosados y por consiguiente rodeados por el aplauso momentáneo. Vitoreados por quienes reciben canonjías.
Tienen vicios y virtudes. Vicios que se diagnostica como en cualquier mortal y virtudes que ennoblecen a los espíritus que alcanzaron la talla de altruistas. Pero que, algunas veces, pierden sensibilidad social, por las circunstancias de haber trepado al Poder y que ello significó un cambio rotundo para quienes no estuvieron preparados para tal efecto.
Sólo los dioses serían omnipotentes, omnipresentes y omniscientes, ciertamente. No habría punto de similitud entre aquellos y los políticos. Los políticos, una vez depuestos del Poder, transitan, en el destierro, con serias limitaciones. Viven de favores. O vendiendo la fuerza física, como obreros. Dictando cátedra, en algunas universidades. Ofreciendo conferencias en organismos internacionales. Publicando libros, bajo el sello de conocidas editoriales, etc.
Ese es el alto costo que pagaron por sus ideas, por sus ideales y creencias, en diferentes circunstancias de la historia.
Pues algunos dejaron sus huesos lejos de la Patria o bien otros retornaron para ocupar nuevamente la tan codiciada silla presidencial. Y muchos volvieron a sus hogares cansados por los años y con la salud quebrantada. Y no faltaron quienes arribaron al país del brazo de una mujer extranjera. Habían cambiado de esposa. Gajes del oficio, dirían.
Estas lecciones nos legaron quienes sostienen que con su sacrificio contribuyeron a la construcción de la Patria. Que dicen haber manejado con honestidad, con transparencia y austeridad, los recursos del erario nacional. Que jamás se sometieron a los dictados de fuerzas externas. Que preservaron los recursos naturales, renovables y no renovables, pensando siempre en las futuras generaciones. Y que en este marco no permitieron la dilapidación ni el saqueo de aquéllos. Aunque, desgraciadamente, estamos en las mismas condiciones de siempre. Obviamente que ha crecido el número de nuevos ricos y, asimismo, se ha incrementado la cantidad de los pobres. Lo demás es un cuento.
En suma: los políticos le hicieron un flaco favor al país.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |