Bien se ha dicho que el problema de la falta de empleo, o sea la desocupación, es algo que ningún gobierno ha podido solucionar plenamente, y al respecto no hay necesidad de abundamientos, pues está a la vista, pese a todo esfuerzo que se realiza para contrarrestarlo. Esta situación ha dado origen en los últimos tiempos a la puesta en vigencia de “estrategias” dirigidas a sacar ventajas de la situación que afecta a los sectores sociales más depauperados que están en la búsqueda de trabajo, o sea empleos que respondan a las leyes laborales en un medio donde se siente su ausencia.
Es por ello que surgieron acciones desde diversos ámbitos para lograr réditos de esa carencia que aflige a la mano de obra. Y con la finalidad de burlar disposiciones legales, y “ahorrarse” un buen dinero, han ideado una serie de formas y maneras sutiles con el fin de engañar a la gente. De ahí que se diga que son ideas “estratégicas”, cuya finalidad es sobreexplotar a la persona necesitada de trabajo.
Esto va desde engañosas ofertas de empleo para vender tierras en el Urubo, dizque, con jugosas ganancias, pero con la previa adquisición personal de un terreno que “le permitirá generar un código” con el cual recién podrá lograr el acceso a dichas comisiones “fabulosas”. Asimismo, existen ofrecimientos con el señuelo de “espléndidas” comisiones, incluida capacitación “gratuita” previa a impartirse a quienes se presenten con sus hoja de vida, y en el momento preciso exigirles letras de cambio, declaraciones juradas notariadas, NIT como comisionistas, antecedentes policiales, garantes, a más de la apertura de una cuenta en un ente bancario, etc.
Vale decir que ni siquiera son ya empleados a prueba, menos recibirán un salario, así sea mínimo, sino que sólo tendrán que ser “comisionistas”; comisiones de las cuales tendrán que cancelar impuestos, algo que también no deja de ser una “estratégica sobreexplotación laboral”, ya que se les hace soñar con buenos ingresos, solamente con el fin de lograr que sea la familia del vendedor la primera en comprar cualquier producto o servicio que ofrezca el flamante “trabajador”.
A propósito, hace algunas semanas, una interesante nota publicada en el diario español “El País”, con la firma de Marisol Rojas, bajo el título “Pagar por trabajar o trabajar gratis”, hacía hincapié en la difícil situación laboral que se vive en ese país, preguntándose: ¿Pagaría por un contrato? ¿Aceptaría un trabajo a cambio de techo y comida? ¿Trabajaría gratis un tiempo, con tal de que le conocieran? Basta darse una vuelta por los foros o páginas de búsqueda de empleo para comprobar que estas ofertas existen.
En el mercado laboral, la oferta y la demanda se están encontrando en unas condiciones cada vez más precarias, dando cuenta de Manuel que tiene 60 años y es el ejemplo de una persona que siempre ha buscado reinventarse. Era administrativo, se quedó sin trabajo y se hizo autónomo. Su negocio cerró y a los cincuenta se formó para ser cocinero. Con el tiempo, comprobó que en los restaurantes es difícil que contraten a cocineros mayores de 45. ¿Qué hacer? Seguir buscando empleo: “Como estaba sin casa, y sin nada, tuve que poner un anuncio en el que decía que trabajaba gratis. La idea era trabajar gratis cuarenta horas reglamentarias y que me pagasen sólo las horas extras”.
Entonces, el tema de la falta de empleo no deja de ser uno de los problemas más preocupantes en el país, ante lo cual se dice que esa sobreexplotación no sólo es aquí, donde es crónico, sino al parecer en todo sitio del mundo.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |