Uyuni, bastión de la nacionalidad

La ciudad intermedia de Uyuni, afincada en el sudoeste del Departamento de Potosí, cumplió el 11 de julio 129 años de vida y nosotros, que nos cobijamos en sus lares y disfrutamos de sus riquezas, hallamos ciertamente complacencia por radicar en este suelo bendito. Para nadie es desconocido que este solar patrio ha dado a la Nación un sinfín de sacrificios, por lo que recibió meritoriamente el título de Hija Predilecta de Bolivia.

Hoy, Uyuni llega a ser el bastión de la nacionalidad no solo porque se halla cerca de la frontera, sino también por ser el depositario de recursos no metálicos más grande del continente y del mundo, lo que a la postre constituirá la base económica del país. Como si ello fuera poco, la zona se ha transformado en uno de los polos turísticos más requeridos por los visitantes de diversas naciones del planeta. Como un enclave ferroviario de Occidente, este valeroso pueblo prestó enormes servicios por más de una centena de años.

En el plano cultural, muchas mujeres y varones de renombre han hecho sonar sus nombres y cabe, por ejemplo, mencionar a don Apolinar Camacho, calificado compositor uyunense, autor de la célebre cueca “Viva mi Patria Bolivia”, llamada a ser el segundo himno boliviano. Cantantes de la talla de Luisa Molina han llevado su arte a escenarios internacionales y habría que mencionar a muchísimas más, pero este espacio no sería suficiente para tan noble fin.

Este modesto homenaje quiere brindar sus loas no solo a los fundadores de esta hermosa tierra, sino también a cada uno de sus habitantes, propios y extraños, que en más de un siglo han desplegado sus esfuerzos y su tenacidad para lograr superar día tras día las barreras del desarrollo. Que los tiempos por venir encuentren a esta tierra bella y generosa con la efectividad de sus más caros anhelos y que los gobernantes de turno respondan y atiendan sus necesidades, dejando de lado mezquindades odiosas. ¡Salud, pueblo valeroso de Uyuni!