Magnificencia del círculo

Entre las figuras geométricas, el círculo se luce por su magnificencia y múltiples aplicaciones. Al no tener ángulos, como es el caso del triángulo, por ejemplo, su aspecto y significado adquiere relieves inusitados.

Los ángulos constituyen o reflejan algo así como dureza y encuentro forzado, aparte de que demandan firmeza en el pulso para darles un formato igualmente geométrico, pero sin producir algo así como un impacto de simpatía y atracción.

El círculo, en cambio, empieza por ser histórico, por el hecho de que nuestro planeta precisamente tiene esta conformación, lo que implica que le confiere una condición de ser atractivo y acogedor. Como que, en efecto, la Tierra es una esfera que impacta y conquista.

De acuerdo con las explicaciones históricas y geométricas, en especial, la palabra círculo proviene del latín “circulus”, que es el diminutivo de “circus” y su significado original es de “redondez”.

A su vez, la geometría expone que en un lugar plano se puede trazar una línea que recorre una distancia y se une a un punto fijo, que es la otra punta de ella. Como sinónimo del círculo existe la palabra circunferencia.

En uno y otro caso se utiliza indistintamente una línea que empieza en un lugar, sigue una trayectoria y concluye uniéndose con el comienzo de la misma línea.

A propósito, no se debe confundir la circunferencia (línea curva) con el círculo, es la recomendación que formulan los expertos en la materia, pese a que ambos conceptos están relacionados por su grafía.

En castellano la palabra “círculo” tiene algunas acepciones, aparte de “circunferencia”, entre ellas “redondo”.

De manera universal –de acuerdo con los expertos- el círculo es uno de los símbolos fundamentales, en vista de que es el punto primordial extendido, que es el centro. El sabio Plotino decía que “el centro es el padre del círculo”. En suma, es “el signo del todo y del cielo”.

A partir de esta definición, sostiene que “significa el símbolo de lo sagrado y de lo perfecto: Dios, cuyo centro se encuentra en todas partes y cuya circunferencia se encuentra en ninguna”.

Por tanto, al no tener principio ni fin, el círculo significa también la eternidad. “Por esta razón –añade- las cúpulas son esféricas y la planta de los primeros santuarios era circular y por su naturaleza infinita, en muchas civilizaciones representa el círculo continuo de las estaciones y la progresión del sol a través del cielo”.

En la simbología cristiana el scutum fidei de la Santísima Trinidad está formado por tres círculos externos que representan el Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada uno de ellos unido a un círculo central, símbolo de Dios como Trinidad.

El caso tiene más expresiones de esta índole, como que, en efecto, el poeta Dante describió en la Divina Comedia el Cielo, el Purgatorio y el Infierno, divididos en diferentes círculos y las distintas jerarquías de ángeles aparecen dispuestas en círculos en torno de Dios.

Otra anotación que se encuentra en la búsqueda de estas definiciones expone que “el movimiento circular –movimiento de los astros- es perfecto, inmutable, sin comienzo ni fin, y por ello lo circular representa la armonía”.

De otra parte, se puntualiza que “como forma envolvente y circuito cerrado, el círculo es símbolo de la protección, de ahí su uso mágico como cordón de defensa alrededor de ciudades, templos y tumbas”. Acerca de ello, en la tradición celta, el círculo tiene una función y valor mágicos, representando un límite mágico infranqueable. Su transposición cotidiana son el anillo, el brazalete, el collar, el cinturón y la corona.

En lo referente a los anillos, por su forma circular han gozado, desde tiempos inmemoriales, de poderes mágicos-religiosos, simbolizando el sol y siendo principalmente de oro. En el presente, en el sacramento del matrimonio, simbolizando el compromiso, aunque también se lo utiliza como señal de poder y autoridad.