Más sobre el tema marítimo

Por la demanda marítima, en el caso de recurrir al Consejo de Seguridad de NNUU, además de los votos de los miembros permanentes, se requiere 4 votos de los no permanentes, para sumar 9 que permitan aprobar una resolución pidiendo se cumpla el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Esto exige una adecuada capacidad de influir en el ámbito internacional, y si repasamos nuestro artículo: “¿Y después de La Haya?”, publicado en este prestigioso matutino el 11/11/17, sobre la posibilidad chilena para acceder a los diferentes gobiernos, y difundir su propia versión del tema, además de la magnitud de su comercio exterior, concluimos que se requeriría un esfuerzo extremo de los responsables bolivianos, para ganar votos.

Las acciones para motivar una negociación no deben limitarse a ganar el apoyo internacional, sino también a convencer a Chile de la conveniencia, para ambos países y la región, de resolver el problema. Sus autoridades deben comprender que la demanda se mantendrá en el tiempo, y mantener el statu quo no conviene a ninguna de las partes.

“A grandes males, grandes remedios”. Bajo esta óptica se puede buscar un cambio en la actual difícil situación, y generar una de mayores oportunidades, buscando mejores relaciones entre ambos países e involucrar a terceros, no solo vecinos. Promover un desarrollo armónico, conjunto, minimizando la posibilidad de conflictos o canalizando su solución por medios pacíficos.

Esto exige un cambio en la percepción del orden vigente, se debe pasar del empeño en mantener la situación actual, con la premisa de la disuasión armada, a una “situación acordada” con base en intereses comunes, que no implica, necesariamente, relegar los propios sino supeditarlos, en cierto grado, al interés general.

Considerando el actual planteamiento argentino, de reemplazar a Unasur, sería oportuno pensar en un organismo que no priorice la ideología en las relaciones, sino el desarrollo, respetando las tendencias políticas internas de cada Estado, y que éstas no interfieran en la actividad económica común. Los emprendimientos conjuntos podrían ser un instrumento para optimizar el actual escenario regional.

Para aumentar la confianza entre los países involucrados, podría comenzarse proponiendo al Perú y Chile, que sus gobiernos emitan una declaración de renuncia al uso de la fuerza militar en la solución de cualquier controversia que pudiere surgir, Bolivia lo tiene establecido en su Constitución Política, con la finalidad de consolidar la paz y motivar la disminución del gasto militar, liberando un porcentaje importante de recursos, para otros campos. En el caso de Chile, por ejemplo, para financiar la educación gratuita, una importante demanda de amplios sectores sociales.

Si por estos esfuerzos o por el fallo, Chile se aviene a negociar, debiera presentarse una propuesta que contemple el interés mutuo. Partiendo de la oferta formulada en su nota del 20/6/1950 que propone compensaciones bolivianas no territoriales.

La propuesta podría ser la siguiente:

1.- Cesión a Bolivia, en condición de plena soberanía, de una franja de costa desde el sur del puerto de Arica, abarcándolo en su integridad, que se ensanche a medida que se aleje de las zonas pobladas, que incluya el aeropuerto local y continúe con un corredor paralelo a la frontera peruano chilena, hasta la frontera con Bolivia.

2.- Mantener el libre tránsito de ciudadanos peruanos y chilenos, a través del territorio cedido, tal como se practica en la actualidad, de manera que no se interrumpa el contacto entre los pobladores de ambas ciudades y al Perú el goce de las prestaciones acordadas con Chile, en el puerto de Arica.

3.- Pago de Bolivia a Chile, por toda la infraestructura transferida, excepto la destinada al uso por el Perú.

4.- Libre tránsito de la población de Arica, por el territorio cedido, por un tiempo acordado entre las partes.

5.- Mantenimiento del derecho de pesca artesanal, de los pescadores ariqueños, por un periodo acordado entre las partes.

6.- Emprendimientos económicos, en la zona cedida, en condiciones favorables para los tres países.

7.- Respeto por la propiedad de los ciudadanos chilenos afectados por la cesión territorial. Sea ésta de carácter privado, comercial, industrial o de otra índole.

8.- Respeto a la nacionalidad de los ciudadanos chilenos afectados por la cesión territorial.

9.- Declarar la zona libre de presencia militar, de acuerdo con lo siguiente:

a.- Retirada de las fuerzas terrestres de los tres países, a una distancia no menor de 100 Km.

b.- Establecer una Fuerza Naval de los tres estados, equipada y entrenada para preservar los derechos correspondientes a las aguas territoriales y de jurisdicción económica y ejercer el control de la explotación de los recursos del mar, de acuerdo a las necesidades de defensa común que se pudieren presentar.

10.- Acordar una disminución de los gastos militares, en un 25 % por parte de Perú y Chile.

11.- Compromiso de parte de Bolivia, de no incrementar sus fuerzas militares más allá de las existentes en Perú y Chile.

12.- Inclusión de Chile en el ferrocarril interoceánico proyectado, entregándole en comodato un área de litoral sobre la hidrovía Paraguay Paraná, por un periodo no mayor a 99 años, renovables en función a los intereses de Bolivia y Chile, con derecho de tránsito desde su territorio hasta la zona cedida, en condiciones a ser acordadas.

13.- Entrega al Perú de un área de litoral, sobre la hidrovía Paraguay Paraná, en carácter de comodato por un periodo no mayor a 99 años, renovables de acuerdo con los intereses de Bolivia y Perú, con derecho de tránsito desde su territorio hasta la zona cedida, en condiciones a ser acordadas.

14.-. Estudio entre Bolivia y Chile de los recursos hídricos y energéticos que podrían ejecutarse conjuntamente y servirían de base para las compensaciones que serían acordadas. Identificar otras opciones.