El historiador Alcides Arguedas (1879-1946) en su voluminosa “Historia de Bolivia”, entre otros hechos, relata las preferencias que tuvieron los jefes de Estado por él analizados.
Así, observó en unos sus aficiones y preferencias por diversos aspectos, como la megalomanía, los festines, las excesivas distinciones honoríficas, el autoritarismo, sus preocupaciones por la educación, las relaciones internacionales, etc.
Y como ya no está en este mundo, no podemos imaginar qué escribiría don Alcides si estuviera vivo en este tiempo en que la preferencia gubernamental se inclinó por el fútbol (deporte de las patadas y los empujones), por la construcción de más de un millar de campos deportivos (pequeños y amplios) y el apoyo económico a esas actividades.
FUTUROS GOBERNANTES
Si en esta época, las competencias deportivas y musculares tuvieron su apogeo, hoy nos preguntamos… ¿qué ocurriría si futuros gobernantes decidieran apoyar e impulsar actividades de sus profesiones o preferencias? Aquí damos algunos hipotéticos ejemplos:
- Si el nuevo gobernante fuera un médico, ¿ordenaría la construcción de miles de hospitales para atención gratuita a la sufrida ciudadanía sin poder económico, a los enfermos graves, ancianos, mendigos y a los niños sin hogar? ¡Sería algo extraordinario!
- Si el gobernante nuevo tendría la profesión de abogado (pero justo, honrado y honesto), ¿haría cumplir, ¡sí, cumplir! las leyes y después alentaría la construcción de grandes cárceles para tantos funcionarios públicos (y politiqueros) acusados de corrupción administrativa. Y en ese caso, tendrían que ser enormes edificaciones con muchos, muchos pisos (un rascacielos)?
- Si fuera un militar (patriota) ¿ordenaría la construcción de grandes cuarteles (en todas nuestras fronteras) para evitar el contrabando y lo que usted ya está imaginando?
- Y si el nuevo gobernante tendría predilección por las manifestaciones artísticas, como dibujo, pintura, escultura y literatura ¿se daría prioridad a esas actividades y Bolivia brillaría como en el antiguo y conocido Siglo de Pericles en Grecia?
- Y si por ventura fuera un diplomático de carrera, ¿se ocuparía de nombrar embajadores capacitados intelectualmente para lograr excelentes relaciones con países que beneficien verdaderamente a nuestro país?
- Y si fuera un campesino agricultor de nuestro altiplano, valles, yungas o llanos, ¿impulsaría la producción alimentaria en el agro y así evitar la importación de trigo, papa, camote, haba, uva y otros comestibles de países vecinos?
- Ah, sí le tocaría el turno a un economista, ¿aplicaría sus conocimientos para lograr el crecimiento económico de nuestro país, suelo privilegiado con riquezas petrolíferas, gasíferas, madereras y especialmente mineralógicas como el oro, plata, uranio, hierro, litio, wólfram, estaño y otros elementos naturales requeridos por las grandes potencias mundiales?
- Y si también, para beneficio nuestro, el futuro gobernante fuera un industrial, ¿buscaría la forma de crear fábricas y empleos para jóvenes y señoritas de nuevas generaciones. Esas fábricas estarían destinadas a industrializar nuestros recursos naturales que hasta ahora son exportados “en bruto”; y otras, serían representaciones de grandes empresas industriales especializadas?
OTRO SÍ
Por hoy basta, y por supuesto que el tema de Bolivia merece un amplio y largo análisis. Pero hasta aquí, nuestra preocupación por días y tiempos mejores.
El día en que gobernantes y gobernados se unan y entiendan, Bolivia estaría preparada para grandes emprendimientos económicos, políticos y culturales.
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