Como efecto de los reiterados anuncios gubernamentales sobre la casi seguridad de que “habrá un segundo aguinaldo en esta gestión”, una mayoría de los empresarios ha mostrado preocupación por no encontrarse en condiciones de poder afrontar esta disposición que, según ellos, si bien beneficia en alguna forma a los empleados y obreros sujetos a ingresos fijos, les crea a la vez consecuencias por los graves riesgos que conllevaría la concreción de la medida.
Según el empresariado privado, en su mayoría compuesto por medianos y pequeños, no hay condiciones para cumplir con este pago o, si las hay, será en “base a serios sacrificios de las empresas que se verán obligadas a contraer préstamos que comprometen su normal funcionamiento y, en casos, provoquen quebrantos o cierres inminentes”. Dirigentes con mucha experiencia han manifestado: “…la economía del país registra menor dinamismo respecto de años anteriores” y no creen en declaraciones oficiales sobre “crecimientos favorables de la economía”. El empresariado sugiere “redireccionar la política pública para promover mayores inversiones en el sector privado y -en especial- en la mediana y pequeña empresa”.
“El incremento salarial -señalan- dispuesto por el Ejecutivo fue un golpe muy fuerte para algunos sectores que no tuvieron el mismo crecimiento que otros rubros, pero más allá de la norma hay una desaceleración de la economía. Hay un aumento del desempleo que es absorbido por la informalidad y los datos muestran que alcanza al 80 por ciento y se debe tomar medidas para revertir esta situación” (ED 27-6-18).
Es importante anotar que las preocupaciones empresariales se basan en experiencias y sienten que la creación de más obligaciones sociales implicará, de hecho, aumento de los costos y consiguientes precios más altos de los productos y de los servicios. Esto, en el fondo, perjudica seriamente al desarrollo porque si no aumenta la producción y ésta no tiene condiciones de buena calidad para que sea competitiva con lo foráneo; menos se puede pensar en alcanzar cantidades como para abastecer al mercado, ni en posibles exportaciones. Esta es realidad que el gobierno debería tomar en cuenta y evitar la aprobación de medidas que impliquen complicación y mayor desaceleración de la economía, que se ha visto es peligrosa.
Cuidar que la economía sea saneada y fortalecida es conveniencia del gobierno, de los empresarios y de la propia población; los tres deben tener en cuenta que el trabajo y la producción generan riqueza y ésta promoverá mayor empleo, a más de mostrar panoramas más reales y optimistas con miras a superar extremos de pobreza y emprender, con el tiempo, políticas que permitan un desarrollo armónico y sostenido. Debilitar más la economía nacional es aumentar la pobreza, crear más inflación, subdesarrollo y dependencia; es preciso, pues, fortalecerla grandemente y con medidas constructivas.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |