Fama de país de tránsito de lo ilícito

Los países vecinos ven a nuestro territorio libre de controles efectivos y donde todo es posible, sea por ausencia de las autoridades o porque el soborno es moneda corriente que todo lo puede y todo logra, coyuntura apta para beneficio del narcotráfico y del contrabando. Para descargar o atenuar la cuota de la producción nacional de cocaína de consecuencias nocivas a nivel internacional, el Gobierno enfatiza que Bolivia es país de tránsito para la distribución del estupefaciente, en especial de procedencia peruana a los ávidos mercados brasileños, afirmación que cada vez suena solo a consuelo y delata, precisamente, la falta de un control adecuado y sostenido.

Las deficiencias en los resguardos fronterizos no se limitan al tema narcotráfico. Tampoco es nuevo el conocimiento del contrabando de oro del Perú a Bolivia, en calidad de tránsito para su ulterior exportación. Según la Aduana se trata de desechos o basura con mínimos contenidos del precioso mineral, disimulando una enorme pérdida tributaria. La salida de esta carga peruana es reportada como nacional.

Un equipo investigativo de prensa del vecino país ha revelado que una familia de La Paz -según sostiene- exportó desconcertantes 14 toneladas de oro en los 4 años precedentes a 2015. La investigación da cuenta de los nombres de los “empresarios” bolivianos radicados en Miami que tienen a su cargo este afán exportador-importador. Se presume que la actividad es habitual sobre la base del saqueo de esta ingente riqueza. La indicada investigación abarcó el Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia en sus territorios amazónicos y los ríos correspondientes, comprobando esta extracción irregular que dispone de poderosas dragas y maquinaria pesada.

La misma fuente cita expresamente al norte de La Paz, Beni y Pando como directos implicados en la ilícita actividad. En el norte paceño han sido identificados súbditos chinos y colombianos dedicados sin autorización a esta tarea y sin beneficio tributario alguno tanto para el país como para La Paz. La Justicia conforme a su funesta tradición de los últimos años, no tardó en conceder su defensa en libertad. Ocupan su parte las llamadas cooperativas mineras con frecuentes enfrentamientos entre las mismas y con comuneros. En Arcopongo la angurria de oro acaba de registrar un muerto y varios heridos de gravedad por bala. El Ministro de Minería dice no haber autorizado esa explotación y cree lavarse las manos sin asumir su responsabilidad de impedir una actividad al margen de lo legal y administrativo.