Carpas afectan estética del paseo de El Prado

Durante seis años, las víctimas de la dictadura mantienen las carpas instaladas en El Prado paceño, obstruyendo y afectando la estética de este espacio turístico e histórico, mientras las autoridades nacionales prefieren eludir la atención de sus demandas como es el pago de la compensación económica.

Más allá de las protestas sociales que pueden ser legítimas, los ciudadanos paceños que a diario transitan por el paseo peatonal observan las precarias condiciones en las que permanecen las cinco carpas instaladas, en cuyo interior permanecen personas de la tercera edad y que en la actualidad se han convertido en viviendas improvisadas.

Las personas que viven en el interior de las carpas utilizan agua regalada por trabajadores de Emaverde, quienes continuamente riegan los jardines que se encuentran en el lugar, respecto a la electricidad, también la obtienen de uno de los postes de alumbrado público del paseo de El Prado, la misma que utilizan para colocar sus parlantes o para tener luz dentro de sus carpas.

Según información proporcionada por vecinos de la zona, las personas que viven en las carpas hacen uso de la energía eléctrica que hábilmente fue canalizada de un poste de alumbrado público, sin que exista una cuenta por el consumo de ese servicio.

Al respecto, EL DIARIO se comunicó con la empresa distribuidora de electricidad de La Paz “Delapaz”, pero no recibió respuesta alguna, dejando una interrogante sobre esta situación.

Durante seis años las víctimas de la dictadura de Luis García Mesa esperan el cumplimiento del Gobierno a la resolución de marzo de 2015 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para resarcir los daños.

En este tiempo, la vigilia permanece en el mismo lugar y 27 personas de las cuales varias ya han fallecido esperando el resarcimiento del Estado boliviano.

La carpa está dividida en la cocina, que comprende una cocinilla que funciona a gas, una caja de plástico con tazas y platos; además de utensilios.

Al lado izquierdo, está el dormitorio. Hay tres catres de madera con colchones de esponja. Por las noches, el viento y el frío entran por los orificios de las paredes de cartón y los techos de tela.

En una de las paredes se encuentra la lista de 19 de sus compañeros con los que empezaron la vigilia el 2012 y que fallecieron hasta la fecha.