El director Antoine Fuqua continúa la historia de Robert McCall, un hombre altamente entrenado que puede “equilibrar” las desventajas cuando se acumulan contra alguien indefenso.
Cuando Antoine Fuqua presentó al mundo un atractivo héroe cinematográfico – el director lo denomina un ‘Ángel Negro’ que lucha por la justicia y luego desaparece en la noche – sabía que una película de suspenso llena de acción y protagonizada por Denzel Washington como El Justiciero sería popular entre los espectadores. Y ciertamente lo fue; sin embargo, él no imaginó qué tan popular sería.
Robert McCall es, al menos en la superficie, un hombre común y corriente, un viudo de voz suave, agradable y trabajador, un solitario introvertido. Pero debajo de este civilizado exterior hay un adversario letal incapaz de dar la espalda a la injusticia. Y eso tiene una profunda resonancia, afirma Fuqua.
“El éxito de la primera película fue una sorpresa, pero al mismo tiempo no lo fue… si entiendes lo que quiero decir”, sonríe. “Las personas adoran a Denzel y yo no tenía duda de que acudirían a verlo en el cine, pero me sorprendió lo apasionada que se sentía la gente acerca del concepto de la justicia”.
El Justiciero se estrenó en 2014 y se convirtió en un enorme éxito internacional. Como predijo Fuqua, a los cinéfilos les fascinó el misterioso Robert McCall, un ex agente de operaciones negras que se ve obligado a dejar su retiro para ayudar a una chica que está en peligro mortal por culpa de la mafia rusa. E inmediatamente quisieron saber cuándo lo verían en acción de nuevo.
“La gente preguntaba ‘¿Cuándo veremos un Justiciero 2? ¿Cuándo sabremos más sobre él?’ El público verdaderamente se conectó con McCall, le cautivó el misterio, la acción y le gustó la interpretación que hizo Denzel del personaje.
“Creo que las personas disfrutan la idea, el mito, de que exista alguien como McCall. Para mí y para el (guionista) Richard (Lindheim), McCall es el Ángel Negro que todos deseamos que baje a la Tierra y aplique la justicia en aquéllos que la merecen”.
El clamor para una secuela no fue suficiente para atraer a Washington de regreso al personaje de McCall por sí mismo. Simplemente al actor ganador de un Premio de la Academia no le interesaba volver a un terreno antiguo. Según explica, en primer lugar, y esto era esencial, la historia debía ser poderosa, absorbente y nueva. Una secuela debía ser independiente como una película por sí misma y ser creativa, emocionante e impredecible.
“Lo que me entusiasma cuando trabajo, es hacer cosas nuevas”, dice Washington. “Estoy en el negocio hace 40 años y nunca hice algo por segunda ocasión”.
Así pues, era esencial convencer a Washington para que hiciera su primera secuela en la vida y encarnara a McCall en El Justiciero 2. Un factor atrayente era que habría oportunidad de revelar un poco más sobre el enigmático personaje que claramente disfrutó interpretar la primera vez.
En esta ocasión, McCall trabaja como chofer y ayuda a una familia para rastrear a los secuestradores que raptaron a su pequeña hija. “Se convirtió en chofer de Lyft, pero básicamente hace lo que siempre ha hecho, ayudar a la gente y ocultarse a plena vista mientras lo hace”, comenta Washington.
“Nunca realicé una segunda película hasta ahora y para mí el nuevo territorio fue la relación con Susan, el personaje de Melissa, así como los giros argumentales que la acompañan. No quiero arruinar las cosas revelando demasiado, pero se trata de algo personal para McCall”, explica él.
Así pues, se trata de una historia llena de acción con un núcleo emocional; McCall debe confrontar los fantasmas de su pasado y en el proceso baja su guardia, lo cual podría convertirlo en alguien vulnerable. El guión cumplió los estrictos criterios de Washington, es innovador e independiente como una película propia, además de tener muchos giros e intrigas.
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