Transportistas defienden sus monopolios

La inauguración de la nueva ruta del La Paz Bus (PumaKatari) reeditó la oposición de los transportistas contra ese medio municipal, oposición en la que resalta con extraños caracteres la exigencia de indemnización que debe entregarles la Alcaldía Municipal como compensación a una supuesta pérdida de trabajo de ese sector, al ser desplazados del recorrido desde la plaza Alonso de Mendoza hacia Chuquiaguillo a lo largo de la avenida Periférica (nueva ruta). La indemnización se debería al costo de sus unidades ahora sin servicio, según dicen.

Desde la existencia del La Paz Bus, los sindicatos del transporte han efectuado una serie de acciones contrarias aduciendo que invade sus rutas, sin embargo lo más extraño es que nunca se opusieron a la diversidad de líneas del teleférico, que es una empresa del Estado y de la competencia que constituye. Sobre esa base, la Alcaldía atribuye la actual disconformidad a motivaciones políticas, las que mostrarían la identificación de tales sindicatos con el oficialismo y la intencionalidad de dificultar el desempeño de la gestión edil opositora.

El sector de minibuses tiene al frente a los distritos citadinos por su mal servicio. Se recuerda que en el año 2016 se elevó el costo del pasaje a Bs. 2 y 2.60 respectivamente, bajo el compromiso de mejorar las condiciones de las unidades, sobre todo en su interior, por las incomodidades infrahumanas que presentan, si bien se han incorporado algunos nuevos minibuses, pero su adaptación repite idénticas incomodidades.

Es de advertir que en 30 o 40 años de esta modalidad -única y curiosa en el mundo- el Gobierno Municipal no ha sido capaz de reglamentar las condiciones que ofrece a los usuarios. La reglamentación debería fijar el número de filas de asientos, el espacio entre éstos, ventanas corredizas e inclusive apertura y cierre automático de las puertas, como han introducido algunas unidades. Ese, entre otros, es un mea culpa que debe asumir la autoridad municipal. Esta falta determina que el público esté sometido a la voluntad de los transportistas.

La población mantiene sus ya tradicionales quejas contra tan deficiente servicio, sin encontrar mejoría alguna. Lo más lamentable es que la Alcaldía se ha dejado imponer el monopolio de los minibuseros en la ruta troncal de la ciudad, dejando a un gran sector pasible de tantas deficiencias. Por lo menos el Puma o La Paz Bus debería ingresar a la ruta troncal a partir de las 18 horas, en la que la merma del transporte público es notoria. Debe ser una manera de compadecerse de miles de personas que tratan de regresar a sus viviendas en medio de largas y penosas esperas.