Buscando la verdad
Nada resulta más frustrante para un economista, que se le pregunte ¿hasta cuándo se va a mantener el dólar sin cambios? Algunos vienen pronosticando por años una inminente devaluación/depreciación del Boliviano y otros reniegan porque eso no se da (pero no lo dicen en público). Lo cierto es que ningún economista podría aseverar hasta cuándo se mantendrá el dólar en su nivel (que data de noviembre del 2011); ni siquiera los economistas del gobierno podrían asegurar cuánto más seguirá sin cambios porque eso depende de varios factores.
Recuerdo que estando en funciones el ex ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce Catacora, alguien dijo: el tipo de cambio no cambia, mientras no cambie el tipo. Sin embargo, pese a que el destino quiso que hoy tengamos otro Ministro -en un contexto muy diferente al del auge- nada cambió y tal parece que no cambiará mientras haya suficientes dólares en el país, a costa del sacrificio de las Reservas Internacionales Netas (RIN) así como del sector exportador no tradicional que, con la subida de costos, disminuye su competitividad, dándose la consecuente pérdida de mercados y empleos. Basta ver las estadísticas para apreciar cómo en varios rubros donde antes éramos superavitarios hemos pasado a ser deficitarios, a importar cada vez más lo que antes hasta exportábamos (textiles, maderas, calzados, alimentos).
Pero ¿qué es el tipo de cambio? Es un macroprecio de la economía, el más importante para mí, pues de su buen manejo depende la estabilidad económica así como la inversión para producir y exportar más bienes y servicios.
El tipo de cambio refleja la relación entre la moneda local y la principal divisa del comercio internacional, el dólar estadounidense. Cuando el dólar sube en un país, éste gana competitividad (así sea espuria) pues el dólar puede comprar más desde el exterior en la moneda local (tipo de cambio alto).
Este es el caso de China, que sistemáticamente ha mantenido la debilidad del Yuan frente al dólar como un medio para llegar a convertirse en pocas décadas en el primer exportador del mundo y en la segunda potencia económica del planeta.
A contramarcha, Bolivia está empecinada en bolivianizar su economía, con un dólar débil y un Boliviano fuerte -abaratando la importación, encareciendo la exportación- tornando al comercio exterior tan deficitario, que en los últimos 3 años se comió 3.500 millones de dólares de las RIN (de no ser por las remesas desde el exterior, la caída hubiera superado los 7.000 millones).
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
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