Importancia del “modus operandi”

En 1654 aparece por vez primera el “modus operandi” en un texto denominado Zootomía. El término empezó a ser popular en el Siglo XIX, pero el pionero en su uso en el campo de investigación fue el mayor británico L. W. Atcherley, quien lo hizo con una finalidad práctica.

A finales del Siglo XIX, los organismos policiales de distintos países y ciudades europeas sistematizaron las informaciones recibidas sobre distintos delitos en sus ámbitos territoriales y así mejorar sus labores de indagación y esclarecimiento.

Atcherley descubrió la forma de utilizar la información acerca de los métodos utilizados por varios criminales que podían ser seguidos de distrito en distrito, tomando como referencia el Crime Index System, usado por Scotland Yard desde 1896. Como referencia, puso en marcha su “modus operandi”, estableciendo diez categorías para poder relacionar distintos hechos delictivos con sus perpetradores, por “el principio de que el criminal probablemente usa la misma técnica repetidamente, y que cualquier análisis o dato de la técnica utilizada en cada crimen grave puede proporcionar un significado o permitir una identificación de un crimen en particular”.

En criminalística se usa para referirse a cómo actuó el delincuente en una o diversas ocasiones, así como para establecer una pauta de comportamiento en diversos delitos de una misma persona. En concreto, se refiere al modo de funcionamiento típico de un criminal, y a las maneras de reaccionar frente a tal o cual situación.

La conducta humana es un fenómeno complejo, deriva de diferentes contextos y múltiples relaciones. ¿Cómo influyen las otras personas en nuestra conducta? ¿Esta influencia es un estímulo positivo o negativo para nosotros? ¿Puede la cultura de cada sociedad influir en el individuo? ¿Estas influencias están relacionadas solo con la satisfacción o no de las necesidades básicas?

El modus operandi en un hecho criminal es el conjunto de pautas de comportamiento y actuación de un delincuente contra su víctima, en un tiempo y lugar determinados, y a lo largo de sus diferentes crímenes. Para conocer sus características, se estudia los métodos y armas empleadas, que definen e individualizan el perfil del criminal y, por lo tanto, son usados para su identificación, captura y procesamiento.

Por ello surgen tácticas de robo ideadas por los delincuentes, como en el primer caso identificado el año 2009, cuando peruanos y bolivianos marcaban las paredes de las casas, según la situación en la capital central. El diario peruano “La República” sacó a la luz un artículo titulado “Los símbolos del asalto”, señalando los “modus operandi” aplicados por delincuentes, que conocían los movimientos, horarios, condición económica y calidad de pertenencias de sus víctimas.

Por ello es importante que las víctimas de delitos, como robos agravados dentro de domicilios o locales de actividades económicas, así como los propietarios, puedan hacer conocer características de estas organizaciones delictivas, lo que se conoce como el modo de operar. Tal aspecto facilitará la detención de quienes ponen en riesgo la seguridad de las personas y las familias en el país.