Unas de las obras de ingeniería arquitectura es sin duda La Ópera de Sídney. Si alguno de los más famosos iconos de la ingeniería-arquitectura del siglo XX se distingue por lo accidentado de su construcción ese es la Casa de la Ópera de Sídney, en Nueva Gales del Sur, Australia. Paradigmático ejemplo de proyecto gafado y polémico, acabó con un gobierno entero, con un presupuesto multiplicado por diez y con la carrera truncada de uno de los arquitectos más prometedores del siglo. Jorn Utzon, premio Pritzker en 2003.
LA OBRAS EN 1967
Todo nació en 1952 con la convocatoria de un concurso abierto para la creación de la nueva casa de la ópera. Un comité gubernamental, presidido por el Primer Ministro de Nueva Gales del Sur, eligió la península de Bennelong, en el puerto de Sídney, como emplazamiento de lo que sería un icono de la arquitectura mundial. El único edificio del siglo XX nominado en el concurso de las 7 maravillas del mundo.
Pero los problemas ya empezaron con las bases del concurso público. No se exigía un proyecto consecuente o construible, sino un avance de ideas para su desarrollo. Más de 250 proyectos de 30 países fueron presentados en el más importante concurso internacional de la época. El proyecto ganador fue uno insensato, demasiado expresivo y gestual, según palabras del gran Felix Candela. La libreta y los bocetos de un joven danés sorprendieron al jurado, presidido por el reputado Eero Saarinen. Había nacido una estrella… con polémica. Sólo había construido antes unas cuantas unifamiliares en Dinamarca y había ganado algún que otro concurso de ideas, pero el jurado apostó por él.
La prestigiosa firma de ingeniería Ove Arup, a la cabeza mundial del cálculo de estructuras, estuvo varios meses buscando soluciones y alternativas a la cubierta del proyecto sin llegar a una solución consecuente y económicamente factible. Mientras, el Primer Ministro Cahill, presionaba políticamente para que comenzasen las obras. El 2 de Marzo de 1959 comienzan los trabajos sin la existencia de un proyecto fiable. Segundo gran error.
DETALLE DE LA ESTRUCTURA LIGERA
Las prisas obviaron el correspondiente estudio geotécnico, y el terreno devolvió la fragilidad de una isla a sus cimientos. Se tuvo que pilotar prácticamente toda la plataforma de apoyo retrasando la obra varios meses. En 1961 todavía no se había construido más que la gran escalinata de acceso. Las prisas por empezar la obra antes de tiempo obligaron a demoler luego parte de lo empezado, por no ajustarse al proyecto definitivo. Casi 4 años después, se desconocía la solución a adoptar en cubierta. El Primer Ministro y gran valedor de Utzon, muere por esas fechas. El proyecto se tambalea.
EL ENCOFRADO DE LAS BÓVEDAS
Y para el rescate del proyecto, ni las mejores consultorías, ni los más avanzados arquitectos tras 4 años de estudios logran aportar soluciones viables. Fue el propio Utzon, en un giro tan sencillo como sorprendente, el que dio con la solución para la cubierta. Ni los arcos parabólicos, ni las cáscaras autoportantes propuestas por Arup. Todo se resuelve con piezas de una misma esfera. Al ser una curvatura constante la construcción es mucho más sencilla que el cálculo independiente de 15 formas parabólicas distintas. Todos los segmentos de las cubiertas serían parte de una esfera de 75 metros. Simplificando los cálculos estructurales. El ingeniero jefe de Arup dimite. El proyecto respira.
Para la ejecución de las cubiertas se construyó una fábrica a menos de 100 metros del solar, de donde salieron los 4000 paneles de la azotea y las 2400 costillas portantes. La etapa de construcción se prolongó 4 años hasta finales de 1967, cuando se comenzó a acometer el interior. A Utzon cada vez le interesa menos el ‘vestido’ de su obra.
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