Una rápida mirada al país

En vísperas de homenaje a la fecha cumbre de la fundación de la república, en apretada síntesis, diremos que ante el cansancio por gobiernos neoliberales, la población como alternativa eligió a Evo Morales en las elecciones de 2005, esperanzada por tener un gobierno diferente, con miras al desarrollo y progreso del país, pero seguimos en el subdesarrollo. No vienen inversionistas por la inseguridad jurídica, no existe crecimiento óptimo de la economía de empresas. En doce años y medio se desgastó el periodo masista de izquierda radical socialista, antiimperialista, anticapitalista, antineoliberal, y la situación casi no ha cambiado con positivismo, aunque se dieron la “nacionalización” de hidrocarburos, bonos y se hizo obras varias, pero no de real magnitud, pues el gobierno se dedicó mayormente a la política maniobrera para no soltar el maravilloso instrumento de poder.

Si antes de 2006 había corrupción en mínima escala, ahora se generalizó abiertamente. Ex ministras, ex ministros, campesinos saquearon al Fondioc. Algunos están encarcelados, pero gozando con lo hurtado. Había mínimo tráfico de droga, ahora los narcos operan en avionetas con pistas clandestinas en el oriente y el Chapare. Los cocaleros de Yungas sostienen que la coca chapareña va al narcotráfico. Bolivia está señalada como país productor de cocaína. Un informe de la ONUDC es lapidario. Asaltantes y grandes ladrones de bancos no existían en el pasado. Las violaciones de niñas aumentan. El feminicidio y el infanticidio se propagan. ¿Esto es el proceso de cambio?, se pregunta la opinión pública.

En el mundo toda nación tiene una sola fundación y una sola bandera nacional. En el gobierno masista y con su política a la boliviana tenemos dos creaciones, la de los manes de la Patria, Bolívar y Sucre el 6 de Agosto de 1825 y con el nombre de Estado Plurinacional de Bolivia el 22 de enero de 2010. Y se tiene dos banderas, la nacional y la whipala de la región occidental altiplánica, discriminando a las del valle y el oriente. Bolivia está aislada del continente, aunque los masistas digan lo contrario. Los países vecinos como Chile, Perú, Argentina, Brasil y Ecuador prefieren guardar distancia de los presidentes Evo Morales y Nicolás Maduro, de Bolivia y Venezuela, debido a que son declarados enemigos de la potencia del norte.

Evo es acérrimo defensor de Maduro, que es dictador, pisa la democracia, las leyes y la Constitución de su país que está sometido a la hambruna, persecución política, crímenes de lesa humanidad y la huida de sus habitantes a Colombia y otros países. Por defender al Hno. Rafael Correa, ex presidente que escapó de su país y la cárcel lo espera, Ecuador protesta por la intromisión de Morales y Maduro en asuntos internos de ese país, que les dice “ocúpense de sus países”.

Verdaderamente, al existir relaciones con China, nos prestó sumas millonarias a cambio del ingreso al país de más de 30 mil personas, invadiendo con su mercadería desechable, “nos metió” incluso arroz plástico, aplastando a la industria y el comercio nacional. Bolivia necesita políticas de Estado, no hay programas productivos ni políticas de desarrollo. No hay gas para la venta. Hace falta más empleo formal. Existe alto nivel de desempleo. Miles de jóvenes egresados con estudios superiores de escuelas de maestros y universidades no pueden obtener empleos. Se debe dar soluciones a problemas económicos y sociales. Debe preocuparnos la deuda interna y externa.

Que se establezca en el país un clima de paz, tolerancia, pluralidad, respeto a las diferencias y unidad nacional inexistente, que al parecer al gobierno no le interesa, si existe soberbia presidencial al negar el resultado del referéndum de 21 de febrero de 2016. Pero proseguirá la oposición ciudadana, no política, basándose en principios correctos y legales. La Iglesia católica insiste en que se respete la voz del pueblo, que es la voz de Dios. ¡Bolivia dijo No! ¡Basta de reelecciones!