René Santiago Quijarro
Nuestra Patria nació bajo el precepto de respetar los tres derechos fundamentales del ser humano, que son el derecho a la vida, el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad privada. Sin embargo, de un plumazo el gobierno del MAS pretende conculcar todos los derechos del ser humano, con el simple hecho de cambiar el nombre de República de Bolivia por el de Estado Plurinacional (significado aún en la nebulosa), porque solo sirvió para disfrazar la utilización de los valores culturales, ancestrales y de orígenes de nuestra población, flameando una bandera que no llega a representar a toda nuestra extensión territorial, so pretexto de que absorbe todos los pensamientos, costumbres e historia de los pobladores de cada rincón patrio.
Empero, la razón verdadera de este canto de sirenas es aprovecharse y vender la patria al comunismo que nada produce y se dedica a la explotación irracional de los recursos naturales, sin importar el efecto destructor en la ecología, pero presentándose como defensores de la madre tierra.
Se manipula cambios en la Constitución, para acaparar todos los poderes y así atornillarse en el poder, para aprovecharse de todos los recursos patrios sin temor a ser juzgados, pues es claro que, en la actualidad, carecemos de Poder Judicial, ya que el que tenemos es títere del Ejecutivo. Es más, aún se fortalecen los negocios ilícitos con acciones como el incremento de la producción de la hoja de coca, sin justificación legal y menos necesaria para el consumo racional.
Produce escalofríos el aberrante comportamiento del gobierno, cuando brinda su apoyo y solidaridad a otros gobiernos corruptos y masacradores de su población, como son los de Venezuela y Nicaragua. Si es así el actuar de este gobierno en política internacional, ¿qué podemos esperar los bolivianos no enquistados en esta lacra gubernamental? Lo único sería asumir que no podemos pensar diferente, que nuestra libertad está conculcada, que la propiedad privada está en riesgo de no existir, que la libertad de prensa y expresión está amordazada, y lo que es peor aún, no tenemos el derecho a la vida garantizado. Esto significa que nos sentimos gobernados por personajes ávidos de poder, sin capacidad para conducir el país y que tienen ofuscada su visión por la ambición, para inventar juicios y persecuciones en contra de cualquier persona representativa de la voluntad popular que les haga sombra.
En estas condiciones, los millones de creyentes en un Dios supremo, debemos orar y elevar nuestro clamor al Todopoderoso, sin importar la iglesia a la que pertenezcamos, así sean más o igual a las doce tribus de Israel, para que Jeovah salve a Bolivia de esta nueva forma de dictadura, más atroz que las del pasado. Así, nuestras oraciones serán escuchadas por el Dios supremo, al igual que cuando el clamor del pueblo de Israel fue escuchado y fue liberado de la esclavitud en la que lo sometía Egipto.
Hoy Bolivia se encuentra conducida hacia el abismo, por quienes sólo usan a la iglesia y a sus religiosos, como al Cardenal boliviano, para que les sirva de disfraz y enmascaramiento ante la comunidad internacional. Por todo esto, bolivianos creyentes en Dios, elevemos en nuestras diarias oraciones, nuestro clamor para que salve a Bolivia, y así como ocurrió con el pueblo de Israel, si es necesario debamos aprender a dar lucha hasta vencer, pero hagámoslo con Dios por delante y nada ni nadie nos vencerá, ya que no podemos esperar que al igual que en todos esos países denominados “socialistas del Siglo XXI”, aquí vayamos muriendo por falta de centros de salud, que sigan embobándonos con su falsa educación y adoctrinamiento, que nuestros hijos y familias mueran de hambre, que siga corriendo sangre inocente de bolivianos…
Oremos todos para que ¡Dios salve a Bolivia!....
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