Lecturas de un viejo profesor
José Carlos García Fajardo
Puede que a la vida no se le encuentre sentido, pero tiene que tener sentido vivir, aquí y ahora. Y el sentido de vivir es ser uno mismo, procurar ser felices compartiendo con los demás y en el medio en el que vivimos, nos movemos y somos.
Un ingrediente fundamental para poder amar a otra persona es amarnos a nosotros mismos. Nadie puede dar lo que no tiene; así que, si alguien no es capaz de quererse a uno mismo, no puede amar a los demás.
A veces, dejamos escapar unas reflexiones sabias, un buen artículo o un espectáculo porque lo haya hecho otra persona sin atrevernos a compartirlos con amigos o seres queridos. No me parece justo porque los trascendentales no pueden ser propiedad privada de nadie: Verdad, Justicia, Bondad, Belleza. Compártanlos, aunque no tengan que hacerlo juntos. Qué manía. Recuerden a Khalil Gibrán:
“Dejen que haya espacios en su cercanía y dejen que los vientos del cielo dancen entre ustedes. Ámense el uno al otro, pero no hagan del amor una atadura. Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de sus almas.
Llenen uno al otro sus copas, pero no beban de una sola copa. Dense el uno al otro de su pan, pero no coman del mismo trozo.
Canten y bailen juntos y estén alegres, pero que cada uno de ustedes sea independiente.
Den su corazón, pero no para que su compañero lo tenga. Estén juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte. Tampoco el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble”.
Encontré esta hermosa reflexión de mi compañera y amiga, María Guerrero, psicóloga y Profesora en la Universidad de Murcia: “Quererse a uno mismo.
Quererse a uno mismo significa darse la oportunidad de descubrir el gran potencial y la grandeza que llevamos dentro. Significa ser honestos y comprometernos con nuestra vida.
Quererse a uno mismo significa tener en cuenta nuestras necesidades y respetarnos, aceptarnos y querernos por ser sólo quienes somos. Significa dejar de juzgarnos, de criticarnos, de compararnos con los demás, dejar de exigirnos ser diferentes de quienes somos y romper con la idea aprendida que tenemos respecto a nosotros. Ésta condiciona nuestra vida y nos lleva a vivir desconociendo una parte importante y valiosa de quienes somos.
Quererse a uno mismo significa atrevernos a ser quienes somos, abrazando nuestra realidad, aunque a veces no nos guste o no se acerque a lo que queremos que sea, porque acogiéndola podemos atravesarla y trascenderla.
Cuando aprendemos a apreciarnos, buscamos nuestro bienestar y somos capaces de proporcionar bienestar a otras personas. Desde aquí, elegimos para relacionarnos personas que también se aman y establecemos relaciones saludables que nos permiten ser quienes somos y crecer y madurar de acuerdo con nuestro propio proceso, caminando a nuestro propio ritmo.
Cuando aprendemos a amarnos, perdemos el miedo a perder, entonces comienza nuestro crecimiento como personas autónomas: Amarse es conocerse. No se puede amar lo que se desconoce. Poner conciencia en ese olvido que hemos hecho de nosotros es rescatarnos para la vida. Amarse es escucharse. Atender y cuidar nuestras necesidades.
Liberar los condicionamientos que nos mantienen encerrados en nosotros mismos y atrapados en sentimientos caducos. Amarse es atreverse a ser quienes somos despojándonos de las máscaras que nos hemos colocado para agradar a los demás y conseguir su amor.
Amarse es aceptarse con lo que nos gusta más, con lo que nos gusta menos, con todas nuestras capacidades y también con todas nuestras limitaciones.
Amarse es hacerse responsable de nuestra vida sin echar balones fuera.
Amarse es vivir presentes y conscientes de nosotros mismos. Estamos en este mundo para ser nosotros, para crecer liberados de nuestros condicionamientos y encontrar nuestro propio sentido, para alcanzar la realización de todo nuestro potencial humano.
Así que sé cómo eres, déjate fluir para encontrarte con ese quién eres, ese ser auténtico y maravilloso que vive dentro de ti repleto de posibilidades de ser y que solo puede expandirse si lo acoges, lo aceptas y lo abrazas.
Olvídate de lo que crees que debes ser y solo sé tú mismo, arriésgate a sentir lo que sientes, acepta y agradece tu vida. Limpia tus ojos de ayer y estrena una mirada nueva, deja que resuene en tu interior con toda su fuerza: “Este soy yo y así está bien”.
Es en ese momento cuando uno comprende de verdad lo que significa quererse a uno mismo. Yo lo comparto y, como amanuense, lo suscribo.
El autor es Profesor Emérito UCM.
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