¿“Muerte” de los diarios?

Hace poco leí una nota del Sr. Hernán Maldonado respecto a la “muerte de los diarios”, con lo que no estoy –muy- de acuerdo, pues no coincide con lo que ocurre en Bolivia. Él dice que en Venezuela, la patraña para acabar con los diarios fue que Hugo Chávez (+) no les vendió papel. Que ahora la gente ya no lee, les basta con titulares en sus teléfonos inteligentes (TI). La analogía es insegura: en un TI el contexto: ¿A quién le sucedió?; ¿Qué sucedió?; ¿Cuándo sucedió?; ¿Dónde sucedió?; ¿Por qué sucedió? y ¿Cómo sucedió? es débil, similar a lo que dicen algunas radios y redes televisivas, pues su objeto es más “escatimar” tiempo.

Los “informes” en los TI no garantizan la veracidad, la objetividad, no se preocupan por la (educación) comprensión, como se despliega en un diario, es decir que devalúan la actitud (decisión) del receptor. Los hechos expuestos no son claros ni ordenados, eso sí, son breves que no dicen mucho. La generalidad –en un TI- devalúa el interés social, la actualidad, pero se esmeran en “sensacionalizar” el hecho. La novedad se subsume a la repetición del hecho (similar a las decantadas redes sociales), el morbo y el “amarillismo”. Por ello los titulares y algunas noticias en un TI devalúan el interés humano como respuesta afectiva o emocional, excepto como un “distractor”. No se aproximan a la forma de Ser del lector, como lo hace un diario, por ello, a lo sumo el TI entretiene.

Finalmente, la prominencia que destaca a las personas involucradas no está identificada. Por ello, los TI; sus titulares y “noticias” descontextualizadas promueven la muletilla gubernamental de la “mentira”.

Es de conocimiento que el papel para la impresión de diarios –independientes-, la censura política, la “asfixia” económica se soporta durante los 13 años de gobierno del MAS. Pese a todo, la superioridad informativa de un diario es significativa respecto a los TI, radios o televisoras (atosigados por el tiempo para ganar dinero); informan “resúmenes” de los diarios, precisamente. En consecuencia, los diarios (independientes) se las “ingenian” para conseguir sus insumos y cumplir su labor. Es más, los diarios independientes ante la religión oficial llegan a una masiva audiencia. Contrariamente, como se advierte, al “cansancio” de los “credos” oficiales a guisa de “noticias”. Además, creo firmemente que los pocos diarios independientes son necesarios para la vida y el régimen ¡y ellos lo saben!

De hecho, si los informativos sonoros y audiovisuales “fracasan” –hablar de otros programas es para llorar- no afectaría significativamente a los de la audiencia, que amorfos tienen la paciencia de soportar (por ocio) a los “noticieros basura” que privilegian su rating. Es decir, la difusión de noticias rápidas, descontextualizadas o tergiversadas, se complementa con los objetivos del gobierno, y ello no es casual, significa ganancia económica.

Pero, ¿los bolivianos leen? Claro que sí, me permito una prueba: el Ministerio de Educación, dejando a un lado su vergüenza, hace poco recolectó libros, en barrios periurbanos para organizar -dijeron- “bibliotecas populares”. Seguramente hicieron un diagnóstico que confirmó que esos ciudadanos leen. Ni qué decir de los urbanos o “plataformas ciudadanas” (t’aras-k’aras, ricos-pobres; trabajadores-desempleados, etc.) que informados por diarios independientes decidieron por el “Bolivia dijo NO”. Que los diarios “mueran” es difícil, el gobierno los necesita.

El autor es Director del CISEC.