La Patria, que hace más de 130 años surgió en la extrema pobreza como país libre, independiente y soberano, goza hoy de buena salud económica, gracias a la explotación del gas, que hicieron posible gobiernos anteriores. Ahora nos ha tocado disfrutar de sus beneficios, en una democracia que tiene de vida aproximadamente 36 años.
Como resultado de nuestra pobreza tuvimos que sufrir la agresión de potencias vecinas que ávidas por lograr prosperidad con recursos naturales ajenos, o sea con los nuestros, nos despojaron de ricas regiones del territorio nacional. Inclusive nos enclaustraron con una invasión en 1879. Este hecho hoy es de conocimiento de la justicia internacional con sede en La Haya.
Por la bonanza económica se entrega bonos a personas mayores, a niños y otros sectores, emulando políticas que practicaron otros gobiernos y burgomaestres, en el pasado. Aquello fue retomado sin mencionar siquiera a quienes lo inspiraron y realizaron pensando siempre en el bien común. Movidos por el afán de servicio a los excluidos y olvidados desde mucho antes que la Patria se insertara entre los países libres de sometimiento.
Tal situación nos permite entregar al servicio público obras, grandes y pequeñas, ejecutadas por el gobierno central, las gobernaciones y alcaldías, en el agro, en la mina y la urbe. Y en hora buena, si se trabaja sin distingos de colores políticos ni ideológicos. Así se distribuye e invierte nuestra fortaleza económica. A pesar que ella es coyuntural, por supuesto.
Pero la pobreza se manifiesta, simultáneamente, frustrando sueños y esperanzas. Generando niños enclenques y jóvenes con tendencia a delinquir. Promoviendo el descontento de quiénes perciben salarios que no cubren el costo de vida actual. Y agudizando la angustia de todos aquellos que no cuentan con un empleo fijo o eventual.
La Patria construye hoy su destino, y como siempre, sobre ascuas de incomprensión e intolerancia, de división y desencuentro, en la búsqueda de mejores días, que signifiquen pan, salud y educación, para sus hijos. Unidad en la diversidad e integración sin regionalismos es y será la consigna para alcanzar ese propósito.
Pero la Patria continúa siendo, desgraciadamente, objeto de saqueo de sus recursos naturales, renovables y no renovables, por fuerzas externas, como en las funestas épocas del pasado. Es una realidad que lastima la sensibilidad patriótica de todos quienes han nacido en esta bendita tierra.
La prensa nacional da cuenta de hechos irregulares en el comercio y la exportación del oro y la plata en el país. Actitudes que lindan con el saqueo de nuestros recursos naturales, no renovables, por personas u organizaciones delictivas que atentan contra los supremos intereses nacionales. Asimismo malogran las justas aspiraciones de mejores condiciones de vida de los más.
En suma: he ahí la Patria que busca nuevos derroteros.
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