Clepsidra
Álvaro Riveros Tejada
Buscando el medio más confiable que nos permita adecuarnos apropiadamente a las variaciones que el clima nos ofrece, y evitar esas predicciones meteorológicas falsas que nos obligan a impermeabilizarnos o a llevar un paraguas en medio de días de sol fulgurante, descubrimos para nuestra sorpresa, que las estaciones de radio o televisión argentinas pronostican nuestra realidad climática con fidelidad asombrosa; con uno o dos días de antelación; y con sólo mostrarnos el estado del tiempo que reina en esa capital.
Con esa casi similar exactitud, los acontecimientos políticos que se realizan en esa nación hermana influyen y se replican en nuestro quehacer político, como fue el peronismo en la década de los cincuenta; las dictaduras militares en los años ochenta; o los regímenes pseudo socialistas que gobernaron ese país, hasta hace 3 años, al fragor del Foro de Sao Paulo y, cuyos obscenos actos de corrupción se vienen develando en estos precisos momentos, tras descubrirse los diarios manuscritos del chofer de un alto funcionario, que llevaba las bolsas de dinero que empresarios pagaban como sobornos a autoridades gubernamentales.
De ahí que, sin el ánimo de incursionar en el campo de la clarividencia o usurpar funciones del Curaca Blanco, podríamos afirmar que todo aquello que devenga de la investigación de estos escandalosos hechos tendrá secuelas en nuestro país, como la condena del exvicepresidente de esa nación a 6 años de prisión y el arresto de más de 13 empresarios que conformaban una red de sobornos con funcionarios de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, denominada “Lava Jato argentino”, red que manejó millonarios contratos en lo interno y externo de la Argentina.
De hecho, uno de los empresarios capturados y proclives a someterse al beneficio de protección de testigos, al declarar todo aquello dirigido a colaborar con la justicia a cambio de una posible reducción de su pena, es el vicepresidente de la compañía Electroingeniería, Gerardo Ferreyra, el mismo que formó parte del consorcio Argentina-Bolivia (Ar.Bol), que fue contratada en enero de 2010, para la construcción de la carretera Santa Bárbara – Caranavi - Quiquibey, por un monto de 257 millones de dólares, contrato que fue rescindido por el gobierno, hace 3 años, después de advertir mucha demora en las obras.
Asimismo, otra empresa involucrada en el reciente escándalo de sobornos en la Argentina es la española Isolux-Corsán Corviam que, al igual que la anterior, hizo historia en nuestro país al abandonar, el año pasado, la construcción de dos obras multimillonarias, que le fueron adjudicadas por este gobierno: la carretera Ixiamas - San Buenaventura y la hidroeléctrica de Miguillas.
El empresario implicado en este caso es el argentino Juan Carlos De Goycoechea, expresidente de la filial argentina de Isolux, quien al menos hasta la tarde de este jueves estaba prófugo de la justicia, pero terminó entregándose y cantando como un canario sus tropelías en Paraguay, Bolivia y otros países, acrecentando cada vez más la trama de las predicciones infalibles.
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