Vergonzoso descuido oficial

Nuestra Patria, a sólo dos días de su 193 aniversario, sufrió ayer uno de los episodios más vergonzosos de la historia, cuando por descuido de un edecán que, en horario de trabajo, sintió la urgencia de asistir a un prostíbulo, casi olvidando que en el asiento delantero del vehículo tenía en custodia la banda presidencial y la medalla presidencial, esta última de infinito valor simbólico, por ser una heredad del libertador Simón Bolívar.

Las joyas estuvieron extraviadas por más de 16 horas, después que delincuentes peruanos, utilizando el método “plumazo” (lenguaje del hampa), abrieran con facilidad el vehículo oficial y sustrajeran la mochila que contenía la medalla, en la madrugada del 8 de agosto, en la avenida Jorge Carrasco de El Alto.

La sorpresa e indignación fue el desayuno de los bolivianos y en Cochabamba, fue notoria la ausencia de los accesorios, porque durante la Parada Militar, el presidente Evo Morales hacía notar la inexistencia de estos símbolos de Gobierno en su pecho.

Probablemente fue la conciencia de los ladrones, las advertencias y amenazas desde las mismas esferas delictivas o quizá la Policía, lo cierto es que al mediodía de ayer, con una llamada anónima a la red televisora Unitel, se avisó que el valioso botín estaba en el atrio de la Iglesia de San Pedro, cercana a la cárcel del mismo nombre.

El show y la espectacularidad que le otorgó la Red televisora que recibió la llamada y el protagonismo ansioso del Director de la Felcc de La Paz, hicieron que se olvidara la inminente contaminación de pruebas y sin reparo alguno se procedió a mostrar públicamente que la joya estaba rescatada.

Más tarde se anunció la aprehensión de dos de cuatro presuntos delincuentes. Fue llevada por un Viceministro hasta Cochabamba para entregarla al mandatario y es probable que este haya instruido que se la devuelva al Banco Central de Bolivia, por lo que se la retornó de inmediato a La Paz y sólo entonces, en medio de gran revuelo, fue objeto de sumo cuidado y del respeto nacional que se le debiera conceder.