Daniel Herrera Tito
Cuando Bolivia clasificó al Mundial de fútbol 1994, nos atrevimos a soñar en grande y sentimos en aquellos momentos el verdadero éxito; salimos de una era del olvido desde 1963, cuando ese equipo boliviano conoció el éxito, ganando el sudamericano de fútbol. Pero todo pasó y “vivimos” muchas veces de todo aquello acaecido en esas épocas doradas.
No acostumbramos a escuchar a los comentaristas del deporte por su exagerada banalidad, sin embargo en uno de esos descuidos míos, por no cambiar de dial, oí decir que los bolivianos no tenemos la costumbre de conocer el éxito.
Hay mucha razón en esa postura que se extrae de un comentario de fútbol, pues pasa lo mismo en otras áreas de nuestro ser boliviano: no conocemos el verdadero éxito, para mencionar por ejemplo en el Desarrollo Humano, porque casi en nada descollamos, aparte de que vivimos de mentira en mentira, como el reciente informe de la UIF (Unidad de Investigaciones Financieras) respecto al secreto bancario de los dos principales jerarcas del gobierno, o acerca de los índices de crecimiento económico que el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) dio a conocer; mientras, la ciudadanía saca sus propias conclusiones y no cree en las cifras que se muestra. Porque simplemente nos encontramos encallados en un alto nivel de corrupción y manipulación política.
El subdesarrollo y la incivilización nos aquejan: en la educación ni aparecemos en los principales ranking del mundo; en salud, escucho por el noticiero de radio que hay dos muertes por negligencia médica en simples atenciones dentales, esto es horrible por el sufrimiento humano en un país que se jacta de contar con tanta riqueza natural.
Del otro lado de la moneda, nuestras costumbres banales como población, y en nuestra pobre y falsa postura de ver y entender a la cultura del éxito, nos ha hecho ver el mundo al revés. Me atrevería a decir que en Bolivia no tenemos una verdadera cultura del éxito, o si la tenemos es fragmentaria y sectaria. Para entender a la cultura, en lo que representamos en las danzas folclóricas bolivianas, por lo que sabemos bailar bien la morenada o caporales, no es la cultura del éxito que queremos. Sin embargo, la cultura conlleva un conjunto de cosas que valdría la pena repasar en su concepto: como aquellas formas de salida del retraso en que nos encontramos, consiguiendo logros y buenos resultados en todas las materias.
Se trata de que cada ciudadano y gobernante boliviano así lo entiendan, para cambiar la situación en la que nos encontramos desde la familia y el Estado. Entonces se trata de ser exitosos cada día con una buena autoestima hacia el trabajo y que lo que consigamos sea por esfuerzo propio, con altura de principios y ética, lo que nos hará lograr las metas del futuro que tanto esperamos.
El autor es presidente de NACE ¡somos Bolivia!
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