Alianza del Pacífico: sin la palabra Bolivia

Entre el 23 y 24 julio reciente, en Puerto Vallarta, México, fue desarrollada la XIII Cumbre Alianza del Pacífico (AP). Protagonizaron el presidente anfitrión, Enrique Peña Nieto; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Chile, Sebastián Piñera; y del Perú, Martín Vizcarra, país que en julio 2011 “craneó” dicha visión integradora regional. Estado Pro Témpore 2018/2019.

Según EFE, “estas naciones son potencias regionales y, juntas, acumulan el 50% del comercio total de Latinoamérica”. La AP, como octava economía mundial, suma 225 millones de habitantes.

De 55, son Estados Observadores 33: Australia, Nueva Zelanda, España, Japón, Francia, Portugal, Turquía, Corea, China, Alemania, Italia, Países Bajos, Reino Unido, Finlandia, India, Israel, Marruecos, Singapur y Bélgica.

También Estados Observadores costeros americanos en el Pacífico: Costa Rica, Panamá, Canadá, Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador, Estados Unidos.

Caribeños-antillanos: Haití, República Dominicana y Trinidad-Tobago.

En Sudamérica, Argentina y Uruguay, bañados por el océano Atlántico, con objetivos de salir al Pacífico.

Estados sin costa marítima: Paraguay, único sudamericano. Europeos: Bielorrusia, Eslovaquia, Hungría, Suiza.

Brasil, atravesando territorio boliviano, geopolíticamente denominada “área de soldadura” con el Pacífico, alcanzará su consolidación bioceánica, utilizando el corredor ferroviario Santos-Ilo, Perú.

¿Cuál es el objetivo principal de la Alianza del Pacífico? Creada para “conformar un área de integración que impulse mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías participantes, mediante progresiva libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas”.

Como meta bihemisférica se proyecta al Asia-Pacífico, eje de la economía mundial siglo 21.

Su política innovadora diseña, propone y coordina programas hacia logros inter productores/competitivos. Desenvuelve siete pilares: Capital Humano; Financiamiento y Capital; Marco Regulatorio; Mentalidad y Cultura; Vinculación y Transferencia Tecnológica; Gestión de la Innovación Empresarial, Ciencia-Tecnología.

Sus postulados benefician a micro, pequeñas y medianas empresas asegurándoles estabilidad, consolidación, integración en la economía formal, generando empleos en la economía regional. Desarrolla el Proyecto “Sinergia entre los Países de la AP para Mejoramiento de la Competitividad de las Mipymes” y los programas “Red Rover México”; “Emprende Colombia” y “Chile Atiende”.

Para ser Estados Miembros Plenos, el Acuerdo Marco AP establece: “i) Vigencia del Estado de Derecho, de la Democracia y del Orden Constitucional; ii) Separación de los Poderes del Estado; y, iii) Protección, promoción, respeto y garantía de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales”.

Dichos Principios y Doctrinas Democráticas Universales, que sin rubor oficial alguno declinan en Bolivia.

Asiste a Bolivia, constitucionalmente pacifista, el derecho a recuperar una costa marítima. Posee argumentos milenarios, geográficos, históricos, jurídicos y culturales inmersos en el Derecho Internacional. Quienes gobiernan, abstrayéndose de la sensibilidad marítima nacional, desensamblan los trabajosos accionares conexos a la Causa. Anticipan la cesación de DIREMAR (04/agosto/18) y de yapa a nuestra Vocería Internacional. Tanto AP como APEC, no interesan a la monástica-mística-espiritual Cancillería boliviana. Sin solvencia diplomática, ¡no funciona el hado oceánico!

Dada la incumbencia boliviana en la gran Cuenca de 171 MM K2, impele al país participar en Foros, Acuerdos, Pactos, Alianzas y todo cuanto fuere realizado en aquel océano, procurando hacerlo como Estado Observador.

El mar es inmarcesible, consubstancial para Bolivia. No responde a vanidades re-electorales sin fecha de extinción.