Según lo expresado por la mayoría de los empresarios privados, y muy especialmente de los sectores de mediana y pequeña empresa, la disposición gubernamental para pagar el segundo aguinaldo en la presente gestión, confronta cada vez mayores dificultades. Se alega que los ingresos están muy lejos de lo que fueron hace años; que ellos están seguros de que el crecimiento del 4,5%, anunciado por el gobierno para la presente gestión, es muy dudoso que se haga realidad.
El gobierno conoce la situación del empresariado privado que, en los últimos años, no ha tenido un crecimiento con base en inversiones que se haya hecho; que tampoco, en su mayoría, han podido crear más fuentes de empleo; que las dificultades financieras que enfrentan son muy altas; que no siempre cuentan con capital de operación y que las presiones tributarias se hacen cada vez más duras.
Cuando a principio de año se habló sobre la posibilidad del segundo aguinaldo, muchos empresarios, de manera previsora, habrían tratado de lograr reservas; pero su poca producción y la menor comercialización no les ha permitido acumular dinero con miras a cubrir ese beneficio y, en casos, han tenido que hacer frente a carencia de liquidez para el pago de sueldos y compra de materia prima. Ellos, en su mayoría, esperaban que el gobierno reaccione ante las demandas de posibles inversionistas extranjeros para contar con un sistema jurídico que les garantice sus inversiones, pero no hubo tal cambio y la situación sigue siendo la misma, puesto que ellos, como nacionales, querían beneficiarse también con esas garantías porque se entiende que una ley favorecería a todos, sin discriminación alguna.
El empresariado está ante la disyuntiva de qué podrá hacer porque el contraer préstamos bancarios tampoco es conveniente, debido a los altos intereses y condiciones de la banca; los posibles préstamos de la banca estatal igualmente están sujetos a altos intereses y condiciones no siempre posibles de cumplir; recurrir a préstamos privados también implica el pago de intereses, hipotecas y otras garantías. En muchos casos, muchos empresarios pequeños se han visto ante la necesidad de hipotecar sus bienes inmuebles, con miras a lograr dinero para contar con qué financiar la compra de materia prima y pagar sueldos y salarios.
Todo el panorama económico-financiero para atender la obligación del doble aguinaldo estaría “cuesta arriba” y lo peor es no encontrar solución para lo que se convierte en un drama, porque en muchos ámbitos privados ya circula la posibilidad de quiebras o reducción sustancial de actividades, lo que provocaría crisis en la producción y desempleo. Es, pues, el gobierno el que debería re-pensar su disposición sobre el doble aguinaldo, teniendo en cuenta muy especialmente que el porcentaje del 4,5% de crecimiento del PIB no será posible en esta gestión y, si ello ocurriera, tampoco es una “varita mágica” que permita solucionar los graves problemas que enfrenta el empresariado privado mediano y pequeño.
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