La vida es un don maravilloso que Dios ha creado y lo hizo para que sea respetada, preservada y conducida por senderos que la hagan cada vez más liberada de males y los embarazos de niñas que han caído en poder de violadores y machistas que no consideran que las niñas y adolescentes que ultrajan están expuestas a ser embarazadas. Para ellos, muchas veces con la complicidad de padres que “por vergüenza” recurren al aborto ocasionando que la salud de esas niñas se deteriore seriamente.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) hace pocas semanas ha expresado que busca abogar por el “fortalecimiento y mejora de las condiciones y capacidades institucionales y comunitarias para hacer posible que las adolescentes ejerzan sus derechos”. Hay preocupación en esta institución por los embarazos que se producen en niñas y adolescentes que, al embarazarse la primera vez corren el riesgo de hacerlo nuevamente; que ellas no reciben educación sexual alguna y que, por ingenuidad e ignorancia, están expuestas al abuso de hombres cobardes que no consideran ni edad ni derechos de los niños.
Según proyecciones de Población del Instituto Nacional de Estadística (INE) y datos de la EDSA 2018, “cada día nacen aproximadamente 700 niños bolivianos, el 15% de ellos serán hijos de madres adolescentes, muchas de las cuales están apenas iniciando su adolescencia, pero tendrán que asumir el rol de mamá, responsabilidad para la cual no están preparadas ni física ni psicológicamente” (ED 29-5-18).
La información mostraría que el 15% de nacimientos producidos en el país, 700 niños, 105 (ciento cinco) serían de niñas y adolescentes que han sido violadas. La cifra es preocupante porque implicaría que las violaciones son cada vez mayores en el país y, que se sepa, no hay forma de parar el abuso e irresponsabilidad de hombres sin virtudes ni valores que abusan de menores -en muchos casos, hasta parientes de las niñas abusadas sexualmente-.
El problema data de mucho tiempo y las autoridades solo hacen declaraciones en contra de los abusos sexuales y no estudian ni aprueban medidas que eviten los extremos; por otra parte, el hecho de “ocultar por vergüenza” el embarazo de sus hijas, hace que padres de familia se conviertan en cómplices de estos hechos que son criminales y que la sociedad debería castigar severamente. Muchas veces han surgido, por parte de personas e instituciones, hasta la necesidad de “castrar a violadores”, un extremo que podría provocar serias injusticias porque, muchas veces casos denunciados “no habían sido ciertos”; pero habría que estudiar medidas punitivas muy serias para evitar que niñas sean embarazas y resulten madres prematuras, con las consecuencias que ello conlleva.
En todo caso, lo que habría que evitar es la permisividad de muchos padres ante sus hijos, al darles permisos hasta altas horas de la noche, asistencia a todo tipo de fiestas y hasta enamoramientos no siempre apropiados para la edad. Los padres tienen que ser responsables con la educación, cuidado y formación de sus hijos.
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