Recetas de los pilas

El presidente Evo Morales ha ido a pedir consejos de economía política al Paraguay, el último país con el que Bolivia tuvo una guerra.

El nuevo presidente paraguayo no tuvo tiempo para responder al presidente boliviano, aunque se supone que algo le llegó a decir en medio del ajetreo de la toma de juramento.

Podía haberle pedido algún consejo específico cuando vio a la primera dama paraguaya, pero el presidente boliviano prefirió pedirle un consejo para elegir la política económica que debe aplicar en los pocos meses que le quedan en la presidencia de Bolivia.

No tenía tiempo el presidente paraguayo para responder a semejante pedido, hecho en medio del tumulto y con un acento desagradable que jamás había escuchado en un guaraní.

Si el presidente de Bolivia tuviera tiempo para leer, y aceptara que necesita usar anteojos de miope, se habría enterado de que en Paraguay sus prácticas políticas son muy conocidas, prácticas que tienen que ver con la economía.

Por ejemplo, se habría enterado de que el último dictador paraguayo, Alfredo Stroessner, estuvo en el cargo durante 35 años gracias, sobre todo, a que los jefes militares del momento recibieron como coima el control de las aduanas.

El dictador llamaba a ese método el “precio de la paz”, porque así tenía a los jefes militares ocupados en ganar dinero a manos llenas. Y cuando hay dinero, ¿quién se acuerda de la política?

En esa época el contrabando ya era, a pesar o gracias a los militares que controlaban las fronteras, la principal actividad económica de Paraguay. Luego vendría el reinado de la droga y su control a través de conexiones con el Medio Oriente, es decir con Irán.

Mario Abdo no tenía mucho que decir a Evo Morales. La economía ilegal del Paraguay fue el sustento económico del régimen desde los años 50. El papá de Abdo fue, en aquella época, secretario privado del dictador.

De eso se supone que no hablaron los dos presidentes. Morales quería consejos para aumentar las exportaciones del sector legal de la economía, porque las otras, las ilegales, no necesitan padrinos para crecer. Tienen todas las ventajas.

Para que la economía legal crezca lo que tienes que hacer es no perjudicarla, habrá sido el consejo de Abdo. Y jamás prohibir exportaciones, ni por chiste.

Quizá por eso la reunión fue tan corta.

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