El país atraviesa momentos de creciente tensión política como efecto de una crisis generalizada que amenaza desembocar en importantes acontecimientos en el curso de próximos meses. Frente a esa situación, algunas tiendas políticas han hecho conocer sus posiciones tácticas tratando de ponerse al día con el desarrollo social.
Entre esos grupos, los llamados de oposición de derecha tienen como táctica defender el resultado del 21F y se convoque a elecciones con participación de candidatos de todos los partidos para permitir la continuación del régimen por vía democrática. Otras agrupaciones de oposición de izquierda afirman, en cambio, que en el país existe una situación política convulsiva que pondría fin al gobierno actual, se formaría enseguida un gobierno provisional revolucionario cuyo objetivo sería convocar a la elección de una Asamblea Constituyente con amplias garantías para constituir y, finalmente, convocar a elecciones generales.
Una tercera posición sería la de las plataformas sociales que, por iniciativa espontánea, han lanzado una ofensiva con el caballito de batalla de oponerse, dejando de lado otros objetivos, como el carácter de un posible nuevo gobierno, la Constituyente, etc.
Finalmente, el gobierno actual también hizo conocer su parecer y por medio de su conductor, Evo Morales Ayma, afirmó que su gobierno goza de buena salud por tener el control absoluto de los militares, parlamentarios y funcionarios judiciales por lo que no teme un golpe de Estado militar, parlamentario o judicial como en otros países. Así mismo señaló que teme una “conmoción nacional”, afirmando “No creo que haya golpe militar, pero intentarán una convulsión nacional. No van a poder dar un golpe congresal porque tenemos dos tercios en la Cámara de senadores y también en la de Diputados. Aquí no puede pasar un golpe judicial”. (EL DIARIO, 14 agosto).
Con esos términos, Evo Morales admitió que es posible que se produzca una “convulsión nacional”, dando razón a grupos de oposición de izquierda que consideran que existe un ambiente agitado que puede provocar el desenlace de una crisis terminal que produzca un cambio del gobierno actual por uno provisional.
La situación política del país pasa momentos críticos y sin “salida” posible, a lo que se agrega la versión de la supuesta deficiencia de líderes que sean capaces de hacerse cargo de las riendas de la nación o que la situación “no está madura”, opiniones falsas que no toman en cuenta que cuando la historia no tiene a mano un personaje, lo inventa inmediatamente o que la historia no espera que aparezcan partidos o dirigentes privilegiados.
Lo cierto es que en general la situación política del país es de inquietud y sin visos de calmarse o agotarse, sino, más bien, de agravarse con el detalle de que marcha en ese sentido, con el mismo ritmo y velocidad y bien podría tener la salida que intuye el primer mandatario. Después de un año de grandes problemas, se presentan otros de mayor magnitud, como la amenaza insurreccional de los empresarios grandes, medianos y pequeños de “salir a las calles” contra el segundo aguinaldo, el contrabando, la corrupción y otros y realizar una “revolución democrática”.
Pero la cuestión no es solo diagnosticar la situación, sino dar la solución que permita hacer avanzar la historia y no provocar un retroceso al pasado, como es tradición en Bolivia y sucedió reiteradamente en el siglo pasado.
De ahí que entre las varias posiciones partidarias que ocupan el escenario político nacional, algunas son conservadoras, otras progresistas, otras sin perspectiva histórica, etc., sin contar la del partido de gobierno que es invariable en defender la re-reelección presidencial.
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