Grupos solidarios trabajan para ayudar a jóvenes adictos

Los centros de rehabilitación sólo tienen éxito si los interesados ponen de su parte en el proceso de recuperación. Las terapias sólo funcionan cuando los afectados se sienten comprometidos y dan su cooperación al proceso terapéutico, que en definitiva busca terminar con el consumo de bebidas alcohólicas y la adicción a las drogas.

En el D-8 un equipo de profesionales trabaja en un centro de rehabilitación denominada “Comunidad Peniel”, donde se presta ayuda a las personas con problemas de alcohol y drogas.

El responsable de la comunidad, Erlan Sotelo, señaló que representa a una organización que tiene la tarea de buscar mecanismos y estrategias para atender a los jóvenes adictos a las drogas, bebidas alcohólicas o con problemas de conducta.

Esta labor busca la recuperación y reinserción de las personas afectadas a su núcleo familiar.

En la actualidad existen más de 20 jóvenes internos en el centro, que tiene una capacidad de 32 personas. Los jóvenes que ingresan al programa deben permanecer en el centro cumpliendo un trabajo en dos niveles de la terapia, una de ellas referido a lo espiritual y la segunda a la ocupacional.

La segunda terapia que se aplica en el centro consiste en diferentes actividades, que incluyen a los jóvenes, quienes aprenden varios oficios, que van desde la panadería hasta la repostería. Éstas buscan sobre todo generar un oficio en beneficio a los jóvenes internos.

Los jóvenes que eligen ser rehabilitados buscan evitar que el consumo de bebidas alcohólicas o las drogas sigan destruyendo su vida y su futuro. Llegan al centro de rehabilitación con diferentes traumas que deben ser tratados por los profesionales que los atienden.

Los jóvenes que llegan hasta el centro fueron abandonados en las calles, víctimas de abuso sexual y otros tuvieron problemas familiares. Éstas son algunas de las historias de los internos en el centro de rehabilitación.