Hay preocupación en todas las actividades -como seguramente hay en el gobierno- por la situación económica que si bien se cree que es bonancible y “soldada” por parte de las autoridades, muestra debilidad y estancamiento. No otra cosa significa el hecho de una especie de abandono de lo que debía hacerse si efectivamente se piensa en la necesidad de superar el subdesarrollo y la pobreza.
Decir que tenemos una economía sólida es, simplemente, “consoladora” para el pueblo y, además, para el gobierno, un medio para sentirse tranquilo, especialmente cuando utiliza facilidades para contraer préstamos y tener la liquidez necesaria para atender obligaciones.
Activar la economía debería ser misión ineludible del gobierno y de la actividad privada; pero, ello no será posible si el gobierno no estudia y aplica soluciones precisas para la crisis existente haciendo abstracción de fantasías y optimismos; no será posible superar una situación que podría ser angustiante cuanto más aprieta la pobreza y muestre la urgencia de enfrentar los problemas con mucho coraje, eficiencia, eficacia, capacidad profesional y responsabilidad.
Se ha vivido tiempos de auge por los altos ingresos de dinero por los precios del petróleo, gas y materias primas que exportamos que no ha sido mérito de nadie sino de los precios internacionales vigentes en los mercados. Declinados esos precios empezaron los problemas y, por supuesto, se usó reservas que se debían respetar. Ahora, no se puede esperar nuevos “milagros” para que los precios se eleven hasta donde estaban y daban contento a gobiernos y pueblos. Esos precios, si suben será moderadamente y conforme a las necesidades del mercado tanto de petróleo, como de gas y minerales. Lo que pase será que los ingresos así se aumente la producción para alcanzar ingresos aceptables y que lleguen, más o menos, a lo disponible en tiempos de auge, tendrán menor poder adquisitivo porque “todo habrá subido”.
Lo que corresponde es saber, por ejemplo, ¿Qué hay o se sabe sobre las posibles reservas de gas que la compañía canadiense debió terminar estudios hace meses y hay mutismo hasta el presente? ¿Alcanzarán esas reservas para cubrir los contratos con Brasil y Argentina y, sobre todo, para atender el consumo interno, especialmente para las necesidades de la industria y otras actividades como es el caso del hierro del Mutún, producción de urea, transporte automotor y otros?
Inmediatamente y sin rezago alguno corresponde fortalecer la minería para que haya más producción especialmente por parte de Comibol y sus dependencias más las minas alquiladas o que trabajen conjuntamente pero, hacerlo con eficiencia y eficacia ajustando la tenencia de personal a lo más preciso y necesario, evitando la burocracia insensible e inútil pero que exigencias partidarias hacen que se ocupe a “más gente del partido” sin medir o saber si son necesarios o, peor, si saben algo de lo que deberían hacer. Contratar al mejor conjunto profesional sean ingenieros, economistas, etc. para que manejen las empresas y, aunque no convenga “al partido”, prescindir de todo lo incapaz e ineficiente que ha dado malos resultados en el trabajo.
Darle fortaleza y solidez a la Ley de Inversiones con las respectivas reglamentaciones para atraer inversiones y, además, alentar al capital nacional para que invierta. Suprimir los “fantasmas” de nacionalizaciones, estatizaciones y otros que tanto daño han hecho al país. Dar las garantías jurídicas y apoyos a las inversiones sean nacionales o extranjeras y, dentro de este rumbo, exigir que el Mutún, conforme a contratos con una empresa china, trabaje seria y responsablemente.
Fortalecer a la empresa privada grande, mediana y pequeña para que pueda trabajar eficientemente; quitar trabas a las exportaciones y que los empresarios tengan derecho a las mismas contando con todas las garantías que les permita libertad, desarrollo, crecimiento y diversificación de su economía.
Exigir que las empresas chinas que firmaron contratos para la realización de obras, cumplan sus compromisos y apoyen al empleo de personal nacional antes que el extranjero que, según parece, fue la condición de los préstamos: que cada préstamo tenga como condición la contratación de personal chino; en este campo, cumplir con las regulaciones sobre contratación de personal foráneo.
Evitar las construcciones faraónicas e innecesarias, caso del nuevo palacio y de edificios para el Legislativo entendiendo que las instalaciones que tenían son más que suficientes.
Atender, prioritariamente, la infraestructura de salud y educación, con los presupuestos necesarios y la contratación de maestros nacionales para que, conjuntamente universidades y asesoramiento de Unesco, realicen reformas a la educación. Construir y proveer de equipos y vituallas a hospitales, clínicas y servicios de primera calidad con la compra de equipos modernos y la respectiva especialización de médicos.
Renunciar a gastos dispendiosos y observar conductas austeras. Evitar viajes innecesarios y gastos superfluos que no han dado ningún beneficio al país. Atender la construcción de caminos y carreteras, conexiones vecinales y viviendas baratas. Abrir programas para el retorno de campesinos a las áreas rurales y proporcionarles ayuda como provisión de semillas, maquinaria, herramientas, etc. para el logro de una producción que evite las importaciones legales e informales.
Combatir drásticamente al narcotráfico, al contrabando y a la corrupción en todas sus formas, como medio de moralizar al gobierno y a todo el Estado.
Hay muchísimo que el gobierno podría hacer para crear riqueza y generar empleo con una reactivación económica seria, honesta y responsable; podría hacerlo reponiendo la institucionalidad, disponiendo devaluación monetaria que coloque a nuestra economía en los parámetros correspondientes dándoles fortaleza a las exportaciones que es preciso incrementar en base a mayor producción.
Tanto el capital privado como los “frentes” de oposición podrían contribuir a que el gobierno gobierne y, luego de doce años, entienda su deber de tomar conciencia de país y adquirir vocación de servicio.
No hacer lo debido, implicará que no hay capacidad ni interés para que el país salga de la profunda sima de pobreza que podría adquirir dimensiones imprevisibles. La colectividad, si hay conciencia en el régimen gobernante, contribuirá con una dosis muy grande de voluntad para hacer efectivo el fortalecimiento económico con miras a un desarrollo armónico y sostenido.
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