Cambio de conducta ante conflictos

Constantemente quienes enfrentan conflictos en vía pública, en la familia o en el barrio, por lo general no cambian de conducta, usualmente optan por el uso de palabras amenazantes, como mecanismo de defensa, aspecto que es entendido como violencia psicológica.

La amenaza se distingue de la agresión física, pero es una forma de agresión psicológica. Cuando la amenaza es dañina o destructiva directamente, entra dentro del campo de la conducta criminal, la que está penada por la Ley 348 “Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”.

La violencia psicológica implica una coerción, aunque no haya uso de la fuerza física. La coacción psicológica es una forma de violencia. Se entiende la violencia psicológica como un daño que se va acentuando y consolidando en el tiempo. Cuanto más tiempo persista, más grave será el daño. Además, no se puede hablar de maltrato psicológico mientras no se mantenga durante un plazo de tiempo. Un insulto puntual, un desdén, una palabra o una mirada ofensivas, comprometedoras o culpabilizadoras son como ataques psicológicos, pero no lo que entendemos por maltrato psicológico.

Con el paso del tiempo, este tipo de conducta nos puede llevar a reducir el grado de tolerancia, lo que, generalmente, se logra equilibrar con la indiferencia ante aspectos o problemas que no son trascendentales. Tal comportamiento permitirá demostrar a los otros (familia, vecinos colegas o amigos), que uno tiene capacidad suficiente para saber cuándo actuar y de qué manera, evitando el uso de amenazas, que solo muestran debilidad en la conducta.

En la pasada gestión, las amenazas provocaron 2.446 denuncias. Los departamentos donde mayor uso de esta conducta se hace son Santa Cruz con 1.093 casos, Cochabamba con 348, La Paz con 290 y Chuquisaca con 209 casos. Todas estas denuncias fueron atendidas en la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv), instancia que registra dichas amenazas psicológicas, generadas en su mayoría por varones en contra de sus parejas sentimentales o ex relaciones personales.

En el ámbito psicológico, las amenazas son entendidas como una forma de violencia que se ejerce sobre una persona, con estrategia, metodología y objetivo, para conseguir el derrumbamiento y la destrucción moral de la víctima. Si bien es difícil demostrarlas, los estudios de casos evidencian los grados de posibles traumas o su inexistencia. Se establece que de una violencia psicológica se puede avanzar rápidamente a una física, por lo que se recomienda pasar de esa conducta a otra de indiferencia y de menos relación con parejas conflictivas.