En una barriada irregular sin agua, luz ni servicios básicos, centenares de venezolanos sobreviven como pueden en la ciudad colombiana de Barranquilla, a orillas del mar Caribe, en un antiguo lote baldío donde cultivan su única obsesión: superar el hambre.
“En Venezuela era el hambre, o yo, no había comida, mi hija de once años dejó de ir al colegio porque no tenía el alimento”, explicó a la agencia EFE Neivis Yohana, de 40 años y originaria de Maracay, en el estado Aragua.
Ella, como los cerca de 650 venezolanos que se han convertido en sus vecinos, viven en el barrio Villa Robledo, en plena Avenida Circunvalar, la que conduce al Estadio Metropolitano en el que la selección colombiana de fútbol juega sus partidos.