Ángel Wayar Wayar
El oficialismo ha recordado con alborozo que el “hermano Evo” (como le gusta que lo llamen) haya superado a gobernantes como Víctor Paz Estenssoro y el Mariscal Andrés de Santa Cruz, en cuanto a permanencia en el Poder. Además de lo bueno y malo en esos 12 años y fracción de gobierno, permítasenos preguntar: ¿Alguien habrá contabilizado las mentiras que este régimen de gobierno ha esgrimido ante el pueblo boliviano?
Recordemos las primeras: El día de su posesión como Presidente Constitucional, en enero de 2006, juró cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado y las leyes. También ese mismo día manifestó que si por culpa de su Gobierno habría un muerto, inmediatamente renunciaría… Desde entonces al presente han continuado decenas de mentiras.
Revisemos las últimas. En Paraguay, refiriéndose al manido tema de su reelección, manifestó: “El pueblo me pide que vuelva, yo no quiero. Yo quiero volver a mi región a cosechar coca, ese es el gran deseo que tengo. Pero tampoco es fácil rechazar cuando el pueblo te empuja”.
Todos los gobernantes, fundamentalmente aquellos de conducta arbitraria, recurren frecuentemente al vocablo “pueblo”, con el fin de autosugestionarse en su permanencia en el poder, presumiendo ser una mayoría. Y lo hacen –concretamente en nuestro país- gracias a la labor de la sarta de adulones que rodean al Sr. Presidente, pensando solo en intereses estrictamente personales, que logran al amparo de la imagen del “hermano Evo”. Y ese “pueblo” resulta una nebulosa y una farsa de la realidad, demostrada palpablemente en el resultado del referendo del 21 de febrero de 2016.
En cambio, el pueblo boliviano –el verdadero- en una mayoría evidente ha testimoniado, documentadamente, mediante su voto en las urnas el 21 de febrero de 2016, que se opone terminantemente a la consulta que el Gobierno masista le solicitó, para reformar la CPE y lograr una nueva reelección del binomio presidencial Morales-García. Se trata de una oposición popular, de la ciudadanía boliviana, sin injerencia política alguna, con el gran valor legítimo que la ley le otorga por tratarse de una típica actuación de la ciudadanía, en una democracia participativa. Consiguientemente, dentro de un plano estrictamente legal y jurídico, no cabe re-re-repostulación alguna. Pero ya inventaron una deleznable decisión del Tribunal Constitucional –gran mentira- al pronunciar la Sentencia 084/2017, sin valor legal de ninguna naturaleza. Qué sensible es que el “hermano” Evo, entre tantos adulones, no cuente con uno solo que sea leal, y le haga ver su verdadera situación ante el resultado del referendo del 21 de febrero de 2016.
Para hacer realidad sus palabras, en aquello de que el Sr. Presidente desea “volver a su región a cosechar coca, ese es el gran deseo que tengo…”, tendría que intentar que su soberbia pise tierra, y tomar el ejemplo de la grandeza y honestidad demostradas por un amigo suyo, el señor José Mujica, en el Uruguay, que dejando la Presidencia, tomó su petita y retornó a cuidar plantas en su huertita.
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