En este año 2018, pudimos ver en las calles de la ciudad de La Paz a algunos ciudadanos venezolanos vendiendo principalmente alimentos (arepas). Nos imaginamos que son los que podríamos llamar “desplazados de Venezuela”, como resultado de problemas políticos, económicos, sociales, etc., en la nueva Suiza del Siglo 21.
Seguramente en Bolivia, en los últimos años, jamás habíamos visto un grupo de desplazados, pero sí habíamos escuchado hablar, por ejemplo, de los desplazados sirios o los judíos. Recordemos que después de la Guerra del Chaco se dio el caso de los “prisioneros de guerra paraguayos”. Asimismo tenemos al notable Dr. Pescador, desplazado por la Guerra Civil Española, quien huyó del dictador Franco. Y este notable médico oftalmólogo dejó una huella imborrable en Bolivia.
En el presente artículo, realizaremos la comparación entre los desplazados venezolanos, sirios y judíos, efectuando interpolaciones en el tiempo y espacio.
Cuando un latino sale de su país rumbo a otro, a trabajar, en su pensamiento, sobre todo inocente, piensa que conseguirá un empleo de gerente u otro jerárquico, en alguna empresa, pero triste es la realidad al ver que tiene que trabajar principalmente en la limpieza u otras actividades menores (jardinería), que por supuesto no son despreciables, por la remuneración económica que obtienen, para su sobrevivencia diaria (peor es nada). Se dice que muchos de casi dos millones de desplazados venezolanos, que deambulan en Ecuador, Colombia, Brasil, Perú y Bolivia, inclusive cayeron en la mendicidad.
A los desplazados venezolanos se les está pidiendo “pasaporte” en Ecuador y Perú, lo que dificulta su situación, lo que nos ayuda a comprender la situación de los judíos en Europa entre 1939 a 1945 (Segunda Guerra Mundial). Algunos estudios, al parecer interesados, a estas alturas de los tiempos (cuando ya no somos inocentes), acerca de la situación de los judíos en territorio alemán entre 1939 a 1945, indican que los judíos a nadie molestaban y todos los querían, pero observando (interpolación en el tiempo) la situación de los casi dos millones de venezolanos, nos indican que los judíos verdaderamente debieron haber sido hostigados por los alemanes (piedra en el zapato), más que todo, porque inclusive los alemanes estaban en guerra.
En consecuencia, es totalmente creíble la “teoría del Holocausto”, vale decir el aniquilamiento de cerca de seis millones de judíos a manos del criminal más grande de la historia mundial, como fue Adolf Hitler y la Alemania nazi. Seguramente pedían a los judíos “pasaportes” y otros.
En los anteriores años, en Europa se dio el caso de los “desplazados sirios”, que los bolivianos por la distancia no pudimos ver en persona, pero los pudimos observar en televisión y otros. Resulta que gran cantidad de sirios por cuestiones económicas, políticas, de guerra civil y sobre todo, ¡cuándo no!, intereses internacionales (Aliados versus Rusia), tuvieron que abandonar Siria, rumbo a Europa.
En Europa raros países aceptaron recibirlos y se debe poner de relieve a Alemania, que esta vez fue uno de los principales países que los recibió con los brazos abiertos, que debería ser un ejemplo para Ecuador, Colombia, Brasil, Perú y Bolivia.
En el caso de los judíos, durante la Segunda Guerra Mundial, se reprocha a la Iglesia Católica, a otras iglesias y a la sociedad mundial, el haber mantenido silencio y no haber ayudado a los judíos. En el caso de los “desplazados venezolanos”, actualmente se da el mismo caso (interpolación en el tiempo), se observa el silencio sepulcral de la Iglesia Católica y otras iglesias (que oran día y noche, no se sabe pidiendo qué), de la ONU, OEA, y el silencio de la sociedad (pero eso sí, con discursos rimbombantes acerca de la “Patria Grande”), solo se observa las voces tan odiadas y temidas de las “redes sociales”. Lo que debería ocurrir es que muchas iglesias, como la Católica y otras, en Colombia, Ecuador, Brasil, Perú y Bolivia deberían abrir sus puertas a los “desplazados venezolanos”, para que siquiera allí duerman y preparen sus alimentos, mediante la donación de alimentos de la sociedad en su conjunto.
Debería haber “teletones” para recaudar alimentos. Se debería crear campamentos de “desplazados venezolanos” en Ecuador, Colombia, Brasil, Perú y Bolivia, donde debería dárseles cobijo para dormir y se debería crear ollas comunes para la alimentación de los casi dos millones de venezolanos desplazados. Tal vez con este antecedente se debería bloquear parte de las exportaciones de Venezuela (y Siria y por qué no, de los Aliados y Rusia) y así conseguir dinero para pagar los gastos de mantenimiento de estos campamentos de desplazados.
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