Buscando la verdad
La confianza no es algo espontáneo, se la construye sobre la certeza de que la otra parte no fallará ni intentará hacer daño a propósito, y cuando esto ocurre se forja una relación con unidad de propósito. Establecida una confianza recíproca, basta la palabra empeñada para lograr un acuerdo. Confiar implica hablar abiertamente, pero también algo fundamental: escuchar y atender necesidades. La confianza implica construir una sólida relación fundada en la verdad y el deseo de beneficio mutuo.
Y así como la confianza es vital para lograr una excelente relación interpersonal, igual lo es para dos importantes actores en todo Estado: gobierno y sociedad civil. ¡Cuán importante es que exista confianza para que las políticas públicas puedan tener el éxito esperado! La Teoría Económica aborda este aspecto en términos de lo que son las “expectativas” racionales o adaptativas que pueden respaldar o dar al traste con aquellas, dependiendo si la ciudadanía confía o no en las acciones de su gobierno (si no, vean lo que está pasando hoy mismo en varios países de la región latinoamericana).
La confianza en las políticas públicas puede ser una cuestión vital frente a situaciones económicas difíciles, pues así como pasa en los matrimonios, llegado el momento del conflicto suele acabar el afecto, el respeto y entonces sobreviene el caos.
¿Qué hacer para construir una confianza en las acciones públicas? La primera carga la tienen los gobernantes, llamados a dar las mejores señales con una conducta ética y moral intachable, un buen funcionamiento de las instituciones y el respeto a la ley; resultará imprescindible tender puentes de confianza, crear sinergias, sumar voluntades y actuar en consecuencia a fin de enfrentar con éxito las vicisitudes futuras.
Esta relación de confianza no se podrá construir sino por medio de un diálogo fluido, transparente y respetuoso que en lo económico -v.gr.- atienda las necesidades, propuestas y expectativas del micro, pequeño, mediano y gran empresario para invertir y producir más, abastecer el mercado interno, exportar sin trabas y así generar más desarrollo y más empleos dignos para los ciudadanos.
Si el gobierno confía en que el empresariado quiere esto, y éste confía en que el gobierno ayudará a ello con buenas políticas, el resultado no podrá ser otro que un mejor futuro para todos. La confianza es más valiosa que el oro. Cuando existe confianza no hay duda, hay seguridad. La confianza trae esperanza pero si ocurre lo contrario habrá zozobra.
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional. Facebook.com/Garyantoniorodriguezalvarez
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