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Al acercarse a La Paz

Marcha de cocaleros cuenta historias y hace alianzas


Los cocaleros de La Asunta marchan a La Paz con la bronca dibujada en el rostro por la muerte de dos de sus compañeros y por la detención del presidente de Adepcoca, Franklin Gutiérrez. EL DEBER llegó ayer hasta la zona de Sud Yungas en la que se encontraban los marchistas.

Y en su marcha, mientras se aproximan a la sede de Gobierno, cuentan historias de miedo sobre helicópteros que sobrevuelan La Asunta de madrugada, desde hace un año, algo que el Gobierno rechaza tajantemente.

Y mientras se aproximan a La Paz, planifican cómo llegar: arribarán el martes y, dicen ellos, sumarán fuerzas con la Universidad Pública de El Alto (UPEA), la dirigencia del Magisterio de La Paz, una parte disidente de afiliados a la Central Obrera Boliviana (COB), el Comité Cívico Departamental de La Paz, entre otros.

Con la canción Coca no es cocaína volvieron a emprender la marcha. Los cocaleros tienen en mente llegar a La Paz el martes en horas de la mañana. A su llegada se explicó que se unirán distintos movimientos sociales.

La marcha

La caminata continúa a paso firme. Hasta ayer lograron llegar hasta una localidad llamada La Florida (a 80 kilómetros de La Paz) y el descanso previo al almuerzo se dio en Santa Rosa. Los pobladores de esta zona de Sud Yungas recibieron con aplausos a los marchistas.

En medio de la cancha de fútbol del colegio Santa Rosa, los cocaleros tuvieron un respiro porque iniciaron la caminata el pasado lunes. En este caso, no se observó la presencia de niños.

Hay cansancio, el camino es de tierra y el calor es asfixiante. Sin embargo, su espíritu está firme. "¡Evo ladrón, La Asunta se respeta!", son algunos de sus coros.

Ellos afirman que las acusaciones del Gobierno sobre el narcotráfico en esa región son falsas y aprovechan la ocasión para decir que, desde hace un año, ven helicópteros que sobrevuelan en horas de la madrugada y que, tras aterrizar unos pocos minutos, se llevan bolsas de coca.

Mientras apura los pasos para llegar a la población de Santa Rosa, Cecilia Mamani, productora de la zona, dijo a EL DEBER que los helicópteros tienen asustados a los niños. "Quiero desmentir la versión del Gobierno sobre el narcotráfico en La Asunta. Mis hijos están traumatizados: cada noche se escuchan helicópteros, no sabemos quiénes son. En la madrugada llegan tipo cuatro o cinco de la mañana. Ya es un año", cuenta ella.

La cocalera indicó que desconocen el motivo de esa presencia. "No hay quien nos explique qué hacen esas naves. Intentamos hablar con el alcalde, pero es masista y no quiere explicar", dijo Mamani.

Rafaela Sánchez, otra cocalera, ratificó la versión de su compañera y añadió que nunca antes se había visto helicópteros en La Asunta. Camino a Santa Rosa, población a 80 kilómetros de La Paz, más de uno coincide con esa versión.

No solo las mujeres hablan del tema, algunos de los dirigentes también. Adepcoca es una organización dirigida por hombres. Jaime Santos, secretario de actas del Consejo de Federaciones Campesinas de los Yungas de La Paz (Cofecay), pidió a la Policía actuar contra los sobrevuelos nocturnos.

EL DEBER se contactó vía telefónica con Felipe Cáceres, viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, para consultarle sobre estas denuncias. Entonces Cáceres soltó una carcajada y cuando habló, dijo que todo eso sobre los vuelos de helicópteros en La Asunta son puras mentiras.

Luego pidió más datos sobre la denuncia de los marchistas y volvió al ataque cuestionando la veracidad de la versión. Explicó que para operar los helicópteros se requiere una logística muy complicada. "Se debe tener visores nocturnos, es muy complicado, así que es absolutamente falso".

 
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