La atención oficial a la salud es de mínima prestación, el porcentaje del gasto público en este sector es de solamente el 8,9 por ciento en 2018, en tanto que en Haití resulta ser del 9,5%, pese a que es el país más limitado económicamente en el continente.
En contraste Costa Rica destina en su presupuesto nacional el 26%, Perú el 15,6% y Argentina el 13,7%, de acuerdo con un estudio general de América Latina realizado por la Fundación Milenio.
Por aquella circunstancia tan negativa, la esperanza de vida en Bolivia es de cinco años menos que en el resto de la región, con lo que también se ubica en la posición más disminuida en el área.
En efecto, según la misma fuente, el presupuesto de salud ha sido el más reducido del PIB (Producto Interno Bruto) entre 2003 y 2013, con lo que en el presupuesto general fue inferior inclusive al 6,3%.
Es preocupante que esta sea la situación del país, pues implica que la población nacional está poco menos que abandonada, pese a que la salud tiene que ser la de mayor atención pública.
Tales datos prueban por qué Bolivia se debate en medio de la pobreza, porque de la salud depende que su población tenga mejores condiciones de vida. Con buena salud se puede trabajar y tener capacidad para formar familias sanas y, de esta manera, reflejar la calidad de vida de sus habitantes.
Ante el hecho de que el abandono de la salud data de mucho tiempo, virtualmente de la vida nacional, quiere decir que todos los gobiernos son indiferentes a crear servicios de salud, principalmente los suficientes y que sea con preferencia para los sectores sociales más desfavorecidos.
De esta manera, una población que cuenta con buena salud, está mejor habilitada para trabajar y crecer en sus condiciones de vida. El resultado de ello trasciende, obviamente, a la calidad de los países. La desventaja de Bolivia en este orden explica claramente la causa de su pobreza y consiguientemente de su atraso en general.
Los gobiernos, cualquiera sea su índole política, la principal tarea que deben imponerse es resolver este problema prioritario, como es la salud. Cuando un país cuenta con una población sana, de hecho dispone del capital humano necesario para todo género de emprendimientos de orden económico.
En Bolivia los problemas de salud están claramente identificados. En primer lugar, se encuentra en las áreas rurales. Por la amplia extensión territorial que tiene el campo, por lo menos el 30% de la población radica allí. Consiguientemente, este es el principal foco de atraso en salud, que se refleja en los índices de calidad de vida de las poblaciones de todos los países.
El sector social que secunda al rural es el de las poblaciones suburbanas, aquella que rodean a los centros urbanos, donde las pésimas condiciones de vida, tanto en materia habitacional como alimenticia, están a la vista de todos. Por tanto, no hay necesidad de hacer mayores estudios al respecto.
Basta con que los gobiernos departamentales y municipales, en vez de ocuparse solo de temas generales, se ocupen fundamentalmente de sus sectores sociales más vulnerables. A éstos les debe garantizar alimentación gratuita y seguidamente prestar atención a su desarrollo educativo, pues de éste depende que las poblaciones tengan, por lo menos paulatinamente, mejores condiciones de progreso y bienestar.
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