Este tema constituye un problema que estriba sus orígenes en la forma y método de enseñar a leer en los establecimientos parvularios y preocupa, sin solución de continuidad, a los padres que son cómplices y, fundamentalmente, a los académicos que enseñan en diferentes universidades y reciben un torrente de jóvenes con desbordadas ansias de formarse profesionalmente, empero arrastran un lastre excesivamente pesado y limitante: leer sin entender.
Los niños se esfuerzan demasiado cuando leen, pero no entienden en correspondencia a la ciencia del texto, concluyendo que no entienden. Ejemplificamos lo que sucede en Alemania, consecuentemente se inferirá que en el país la dificultad asume características más agudas, por las diferencias educativas con Bolivia. Una niña alemana lee un libro con dedicación, letra por letra, acaba el libro y corre hacia su abuela y le dice “terminé de leer el libro”. La abuela inquiere “¿qué has sacado de conclusión?”. La niña responde: “lo leí letra por letra y no entendí”.
¿Dónde radica el problema o en qué paso se dificulta el entendimiento en el ejercicio de leer? Es la falta de fantasía o imaginación, pues la capacidad de entender al leer y releer estructura que explote la fantasía en la mente de los niños. Si no se investiga y educa la imaginación de los niños al leer, éstos se sientan en el aula y se dan al esfuerzo de leer sin imaginar lo que leen, consecuentemente nada sucede en el cerebro.
Lo precitado debería devenir del hogar y lo decisivo en la acción de supervisión de los padres es inculcar a sus hijos la alegría de leer, conversando con ellos después de cada lectura; allí encontraran fortalezas y debilidades en sus hijos. Por ello se afirmaba líneas arriba la complicidad de los padres si no entregan dedicación a este fundamental estadio de promover el entendimiento de sus hijos.
No se debe ignorar, bajo circunstancia alguna, que las técnicas de lectura que se imparte en la escuela, donde los niños están juntos, son imprecisas, vengan de donde vinieren. Es importante y fundamental asumir que todos los niños se diferencian unos de otros por las propias diferencias de los hogares de donde provienen. Todo maestro o maestra asume el apostolado de investigador y debe conocer el rango social de cada niño, su origen y cómo hablan con sus padres.
Con esta excelente cualidad, el maestro o maestra podrá establecer un diagnóstico de cada niño y solucionar sin detenimiento los problemas de entendimiento en la lectura. Así obtendrá el convencimiento de que todos los niños son inteligentes, pero no se les enseña correctamente, pues no se explota su fantasía e imaginación.
Ejemplificando: en Irlanda, uno de los países más desarrollados en solucionar esta dificultad que se presenta en países avanzados como Alemania, Francia, Inglaterra y otros de ámbito europeo, los niños son sometidos a diagnósticos regulares, obteniendo una medición precisa de su entendimiento en la lectura. El error siempre es provechoso si es percibido con amor por los padres y diligencia por sus maestros con obligación pedagógica; pues si el niño no lee con curiosidad sino mecánicamente, se extingue sin siquiera activarse la energía de la imaginación.
¿Cómo se activa la imaginación?, con las pausas al leer, que son imprescindibles, siendo variables en la duración o tiempo de las mismas, pero suficientes para que el niño imagine lo que lee. Esto se explica porque el cerebro cuando recibe demasiada información sin pausas, se indigesta, hablando metafóricamente. Se debe enseñar a los niños la eficiente utilidad de las pausas en toda lectura, ya que el cerebro no es perfecto y siempre ostenta muchos rodeos.
El autor es abogado corporativo, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |