Hechos de tránsito y seguridad vial

En las tres últimas décadas las tasas de mortalidad producidas por el tránsito de vehículos en el mundo muestran tendencias variadas. En su conjunto, el proceso de urbanización, el envejecimiento, y los nuevos modos de vida a nivel mundial están haciendo que las enfermedades crónicas y no transmisibles, como depresión, diabetes, enfermedades cardio vasculares, cáncer, y los traumatismos por accidentes de tránsito sean causas cada vez más importantes de morbilidad y de mortalidad.

Cada día en el mundo cerca de 16.000 personas mueren por traumatismos en sus diferentes variedades. Representa el 12% de la carga mundial de morbilidad, la tercera causa más importante de mortalidad general y la principal causa de muerte en el grupo de edades de 1 a 40 años. En todo el mundo en el orden de los traumatismos predominan las colisiones en la vía pública; las muertes producidas por traumatismos por hechos de tránsito representan el 25% del total.

Es así que alrededor de 1.3 millones de personas mueren por causas vinculadas a los hechos de tránsito, 3.000 por día en todo el mundo. Y si las tendencias actuales continúan, se tiene previsto que para el 2020 las lesiones causadas por choques en la vía publica llegarán a alcanzar hasta el 65%, pasando a ocupar el tercer lugar en la lista de causas de años de vida ajustadas en función de la discapacidad.

Por ello las intervenciones sociales que se puede realizar para disminuir la estadística creciente sobre hechos de tránsito son variadas. Sin embargo, creo que es necesario destacar la preponderancia que en este aspecto tiene la educación vial, partiendo de una construcción común, donde todos estamos llamados a producirla y sostenerla.

La solución del problema pasa por la educación vial, puesto que es la única manera de concientizar y sobre todo normar la conducta de la ciudadanía. Establecer cambios en el comportamiento del ser humano lógicamente permitirá de forma paulatina generar una cultura de prevención y solucionar la problemática de la circulación vial en las ciudades del país.

Por todo lo expuesto, se requiere el concurso de autoridades nacionales y departamentales (gobernaciones, gobiernos autónomos departamentales, etc.) para que participen en campañas que se inicien desde el núcleo familiar, para generar una cultura que en corto plazo coadyuve en la reducción de estas estadísticas alarmantes.