Dificultades del servicio “pre-militar”

Desde hace muchos años, hay dificultades que se presentan en el cumplimiento del servicio “pre-militar” instituido para jóvenes que estudian en últimos cursos de secundaria. Son dificultades de organización, financieras, de provisión de uniformes y, finalmente, de presupuestos para un buen funcionamiento.

El servicio “pre-militar” fue instituido en los años 40 del siglo pasado para jóvenes de secundaria que estén en 4to a 6to año; se les daba instrucción de “orden cerrado” y “orden abierto” los días sábados y ninguno de ellos, o sus familiares, tenían que pagar algún dinero por este servicio que se indicaba sería gratuito. Se proveía a los estudiantes de un uniforme consistente en calatraba, chaqueta y pantalón; usaban los estudiantes sus zapatos de costumbre. Tanto Ministerio de Defensa como fuerzas armadas proveían de los presupuestos necesarios, que nunca eran escasos.

En los últimos años, las exigencias son notorias porque, de inicio, hay que cancelar, más o menos el monto de Bs. 1.500, dizque “para uniformes y accesorios”. Posteriormente, según padres de familia, es preciso realizar otros gastos. Lo grave de la situación actual es que “se fija cupos” y todo padre que desea que sus hijos cumplan con el servicio, deben caminar cuartel por cuartel y, en la mayoría de los casos, sin resultado alguno. Hay jóvenes, especialmente de las regiones agrarias, que desean “cumplir con el servicio pre-militar”; pero, a la vez, a otros no les gustaría hacerlo, y para una mayoría “no tiene importancia porque el manejo de armas no es necesario en un país pacifista como el nuestro” (ED 15-8-18).

En muchas ocasiones se ha visto lo innecesario del servicio militar y menos el creado para que jóvenes estudiantes lo cumplan. Las condiciones financieras del país muestran lo moroso que es gastar en algo que el país no requiere, habida cuenta, especialmente, que las fuerzas armadas cuentan en sus tres armas -ejército, aérea y fluvial y lacustre- con la cantidad suficiente de jóvenes que prestan el servicio militar. Autoridades militares indican, por otra parte, que el “pre-militar” se cumpliría en un año, cuando lo cierto es que en ambos órdenes -cerrado y abierto- lo que se aprende es tan poco que prolongar a doce meses sería un desacierto y, con seguridad, motivo de nuevos gastos para los padres de familia la provisión de nuevos uniformes y otros.

Nuestro país se ha preciado siempre de ser pacifista y no corresponde incrementar la cantidad de efectivos, especialmente cuando la mayoría de los soldados y militares permanece en las ciudades y no en las fronteras como correspondería, especialmente cuando zonas fronterizas están abandonadas, sin suficiente presencia militar. Ahora, “ante la falta de cupos”, sería interesante que se estudie detenidamente el caso del “pre-militar”, que para la colectividad implica erogaciones que causan molestia.