Aporte de una familia al arte y las letras

El pasado domingo, la prensa tarijeña (*) ha consignado un homenaje a los integrantes de una familia que se ha destacado en los campos de las artes y las letras, que en la oportunidad nos permitimos complementar con algunas apostillas para el esclarecimiento histórico en torno a su figura.

El bibliófilo Arturo Costa de la Torre en el estudio genealógico “Estirpe y tradición” (La Paz, 1977) inicia el repaso con José Ignacio Arduz Franchi (1777-1845), del que en la obra “Documentos referentes a la creación de Bolivia” (Caracas 1924), Vicente Lecuna da cuenta que su nombre se halla inscrito en la nómina de los cien fundadores de la naciente república, que se levantara por instrucciones del Libertador.

Por haber puesto su fortuna a disposición de la causa libertaria, su participación activa en los connatos revolucionarios consta tanto en Chuquisaca como en La Paz. Así, Manuel Carrasco en su obra “Pedro Domingo Murillo abanderado de la libertad” (La Paz, 1945) menciona que en la ciudad del Illimani los rebeldes se habían reunido “en la casa de don Ignacio Arduz”.

Como diputado electo por La Paz, en 1836 le correspondió suscribir en Tapacarí el Acta de la Confederación Perú Boliviana. Fue también uno de los ilustres fundadores de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, invistiéndole el gobierno Santa Cruz en la Cátedra en Bella Literatura, precedente a la creación de la carrera de Literatura en la UMSA, la pionera a nivel nacional.

Su filiación libertaria no se circunscribió al territorio nacional, según registran los archivos de la nación argentina. El mismo presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento en su obra “Recuerdos de provincia” lo presenta como discípulo aventajado en los ideales libertarios del deán Funes; apuntando además que “el joven romano Arduz (Franchi) ha servido más tarde en la Magistratura de Bolivia”…

La hija Teresa Arduz Zelada (1809-1882) se constituyó en una de las más valientes y destacadas heroínas de la Independencia, que siguiendo el ejemplo paterno enajenó su patrimonio y donó sus joyas a la causa libertaria. Junto a otras damas paceñas organizó el 18 de agosto de 1825 el gran baile de recibimiento a Bolívar y Sucre; otorgándole el Consejo del Perú Medalla de oro y pergaminos honoríficos por parte de su presidente Hipólito Unanue.

Esta patricia paceña contrajo nupcias con el famoso arquitecto José Luis Núñez del Prado, quien como Director General de Obras Publicas construyó importantes edificios paceños, como el Teatro Municipal, estrenado el 18 de noviembre de 1845 y el Palacio de Gobierno de La Paz, estrenado en 1852 e incendiado el 20 de marzo de 1875, siendo nominado “Palacio Quemado”, luego de su reconstrucción por la presidencia de Campero.

En 1856, para integrar la Sociedad Parisina de Bellas Artes se trasladó a Francia, donde sus tres hijos Núñez del Prado Arduz alcanzaron renombre como prodigiosos músicos: César (1835-1911), pianista y director de orquesta; Luis (1840-1897), violinista conocido como el “Paganini boliviano” y Saúl (1847-1895) que asombrara en conciertos desde los 4 años de edad.

Entre los representantes contemporáneos, el suplemento tarijeño cierra la publicación con un capítulo de la novela autobiográfica de Heberto Arduz Ruiz, titulada “De la vigilia al sueño”, en la cual revela las afinidades en el arte y las letras con sus hermanos, sobre las cuales el escritor chuquisaqueño Humberto Párraga Chirveches ha anunciado que viene revisando un estudio dedicado a la triada que forma Heberto, con Marcelo (poeta) y Fernando (músico).

Párraga reside en los EEUU, desde donde ha lanzado obras en distintos géneros, como “El arúspice”, “Corceles”, “Juguetes poéticos”, “Granos de Arena”, “A contraviento”, “El camino andado” e “Icosaedros”; a los cuales se sumará el titulado “los diversos perfiles del arte”, donde incluye las páginas dedicadas a los cultores del arte desde variadas facetas...

(*) Suplemento “Que… churo” de “El periódico”.