Silvia Edely Ríos Alí
El altiplano por su clima frígido, seco, con escasez de agua, no es apto para el desarrollo agrícola y la ganadería masiva. No hay proyectos ni tecnología que combata al frío altiplánico, por ello muchos indígenas y campesinos son pobres. Para sobrevivir estos originarios tienen dos opciones: dedicarse al contrabando o migrar para cultivar coca. Pero con la llegada de Evo Morales al gobierno muchos indígenas y campesinos tenían esperanza de trabajar en la administración pública para cambiar su condición socioeconómica y salir de la pobreza.
Sin embargo, en la actual administración pública de Evo Morales, el 99% de empleados públicos antiguos es de los partidos tradicionales, llamados neoliberales y solo el 1% es de indígenas y campesinos, que trabajan solo como mensajeros, sin nivel de decisión y, lo peor, son discriminados por los empleados antiguos, directores, viceministros y ministros. Es que los que ocupan estos altos cargos del Estado no son indígenas.
En la administración pública hay una lucha ideológica desigual: los empleados antiguos cuestionan al presidente, mientras los pocos originarios lo defienden. Esta incompatibilidad ideológica (especie de guerra) en la administración pública genera discordia, un ambiente hostil, perjudica la buena gestión del Gobierno.
Los asesores del presidente lo engañan, al organizar concentraciones con empleados antiguos, que supuestamente apoyan a Evo Morales, pero éstos van a las concentraciones no por convicción ideológica del MAS, sino obligados para recibir fichas de asistencia y conservar sus empleos.
Otro engaño, los enemigos de Evo Morales no son: el imperio norteamericano, la ultraderecha, los “vende patrias”, sino que están en la administración de su Gobierno.
Si el Estado Plurinacional está formado por 36 nacionalidades indígenas ¿cuántos ministros y viceministros indígenas tienen ellas en el gobierno indígena de Evo?
Por estos problemas los indígenas y campesinos de base están abandonando a Evo Morales. Solo los dirigentes se quedan. Hoy los indígenas y campesinos no son rebaños, tienen “capacidad intelectual” para analizar las mentiras de los políticos opositores y oficialistas. Es decir, saben quiénes mienten, quienes dicen la verdad y quienes ofenden a la inteligencia humana, por eso los campesinos de Chuquisaca no están de acuerdo con el vicepresidente Álvaro García.
En síntesis, los indígenas y campesinos discriminados y decepcionados abandonan a Evo Morales. Este problema el presidente debería analizarlo con autocrítica, nombrando como ministros, viceministros y directores a los verdaderos indígenas, de las 36 nacionalidades que conforman el Estado Plurinacional de Bolivia.
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