Habitantes estadounidenses temen que con Florence, que avanza en el Atlántico como un huracán de grandes proporciones, se repitan tragedias como en anteriores fenómenos.
Ayer, las previsiones de los meteorólogos apuntaban a un cambio de trayectoria del huracán, que está previsto que toque tierra en algún punto de Carolina del sur o del norte este viernes: en lugar de seguir camino hacia el noroeste y debilitarse dentro del continente americano, los modelos informáticos creen ahora que girará hacia el sur sobre la costa, reducirá su marcha y se asentará hacia el sur de Carolina del Sur, cerca de su frontera con Georgia.