La impronta de este extraordinario hombre de ilimitada vocación para el teatro, su estructura, tratamiento, dirección e interpretación, es la humildad. Concibió su vida como la entrega sin condicionamientos al complicado arte teatral sin expectativas laudatorias.
No se puede anidar en los niveles de erudición teatral de Arze Mantilla si no se cultiva, desde el uso de razón, una introspección de su intimidad; en ese punto de inflexión descubrió sus potencialidades y defectos con reflexión profunda, examinante y honesta; acción que lo catapultó a una creatividad sin precedentes. Guido, con las conocidas y endémicas dificultades en el país, desarrolló el teatro y acicateó el incremento de la asistencia del público, logrando con sus aptitudes y originalidades que lo que no es, sea.
Arze Mantilla se dedicó con pasión a una tarea hercúlea: la creación de obras teatrales con el sello de la experiencia de décadas de interpretación, matizadas por logros y sinsabores. Al lector es insuficiente guiarlo en el conocimiento de que, para crear una obra teatral con inspiración propia, se necesita abstraerse de la influencia de las obras clásicas y obtener con espíritu creador una obra inédita y genuina. Esto sugiere cuál es la dimensión de la dificultad que implica tal empresa.
Va todo esto al tanto de una peculiaridad interesante que sobresale en la vida de este gran creador, formador, intérprete y director teatral y que constituye, acaso, su más estimable distintivo: su proclividad indomable por el arte y todas las manifestaciones culturales, transmitiéndolas a los jóvenes para legar una base inapreciable al país.
Nunca Arze Mantilla declinó, menos atenuó su esfuerzo creador y lo sigue haciendo con bríos, pese a algunos achaques inesperados, que los afronta con estoicismo, y continúa con refulgencia afrontando las épocas de febril actividad, transición y decadencia en el complicado quehacer teatral. Prueba de ello es la actividad del Pequeño Teatro, que visita permanentemente toda la geografía de nuestro bello país.
Analizar la vida de Guido Arze, metafóricamente, es como leer un amplio, denso y cautivante libro del teatro que, a diferencia de obras similares, trata con eximia prolijidad y vivencias las épocas del teatro que suelen ser consideradas culminantes, triunfales o lúcidas, o a las pobres épocas desdichadas que la historia del teatro en Bolivia narra a toda prisa, sin la quietud y el detalle infaltable para comprender el designio que marcó su vida.
Debe juntarse todo para que la vida de Guido Arze sea la historia del teatro en Bolivia, como la orografía no es sólo el estudio de la ciencia de las cimas; la montaña reclama el valle y Bolivia le brinda a Guido Arze su reconocimiento y gratitud, el sentimiento más noble que nos legó Dios.
El autor es abogado, corporativo, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Alta Gerencia para abogados, doctor honoris.
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